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Compré este libro en inglés y, como estoy oxidada, quería poner remedio obligándome a leer en este idioma. Por esa razón elegí un libro de Neil Gaiman porque es un autor que me encanta. Todo comienza cuando nuestro protagonista regresa a su pueblo natal para asistir a un funeral y, entre tanto, decide dar una vuelta. En su vagar llegará hasta el "océano" de Lettie Hempstock, aquí comienza a recordar cosas que creía olvidadas, reviviendo sucesos inexplicables y traumas de infancia. No encontraréis una historia tan simple y compleja a la vez. No quiero añadir mucho más porque en las novelas de Gaiman, cuanto menos sepas mejor, porque más podrán sorprenderte. Desde el prólogo me di cuenta de que no sería un libro sencillo, tanto por la historia como por la forma en que está escrito. Cada vez que lo abría necesitaba tener al lado el móvil para consultar el diccionario (de media lo miraba unas diez veces por página) A pesar de ser un libro corto, la lectura se me hizo lenta y no podía leer más de un capítulo al día. Aún así estoy contenta con mi esfuerzo porque he aprendido un montón de vocabulario y, a medida que leía, me volvía más ágil y no necesitaba tanto la ayuda del diccionario, hasta un punto en el que ya no lo consultaba. Neil Gaiman tiene un estilo muy personal y particular, no se parece a nada que haya leído antes. Sus historias siempre tienen esa mezcla de realidad y fantasía que te hace preguntarte si lo que estás leyendo es ficción o está ocurriendo en realidad. Con pocos capítulos, consiguió que me enganchara la historia, aunque a veces se iba un poco por las ramas y narraba hechos que poco tenían que ver con los de ese momento, con lo cual el lector se puede despistar. Me pareció muy curioso que en ningún momento conocemos el nombre del protagonista y, de entre todos los personajes, me encantan Lettie y su familia. The Ocean at the End of the Lane trata de la inocencia de los niños y del poder de la imaginación, sobre todo cuando lo alimenta el miedo. También nos habla de los recuerdos y cómo, en ocasiones, un recuerdo no es más que lo que nosotros queremos que sea. Ha sido enternecedor y triste ver cómo un niño recurre a la imaginación para explicarse las cosas que no entiende, cómo convertía en fantasía y ficción hechos que están a la orden del día. El final es algo agridulce. Saludos ;) |
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