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La historia comienza cuando Coraline se muda junto a sus padres a una casa enorme —casi podría ser una mansión— en la que tendrá que empezar una nueva vida y próximamente el curso escolar. La particularidad es que la casa está dividida en apartamentos, por lo que convivirá con un par de ancianas muy majas, pero bastante raras; y con un hombre muy extraño que dedica la mayor parte de su tiempo a un circo de ratas. La aventura de Coraline comienza cuando descubre una puerta que, aunque aparentemente no da a ninguna parte, está cerrada con llave. Esta puerta comunicaba con otro apartamento, pero cuando hicieron la reforma de la casa, la sellaron con una pared de ladrillos. Cual será la sorpresa de Coraline cuando una noche, mientras todo el mundo duerme, decida abrir la puerta con la llave y vea que la pared ha desaparecido para dar paso a un oscuro pasillo. Este camino la conducirá a una dimensión paralela donde conocerá a sus otros padres que sí parecen prestar toda su atención a ella. Pero lo que más les caracterizará serán los dos botones que tienen por ojos. Coraline visitará este lugar en repetidas ocasiones y terminará descubriendo que no es oro todo lo que reluce. Sus otros padres parecen esconder un oscuro secreto detrás de esa fachada de amabilidad y la situación empeorará cuando sus padres de verdad desaparezcan. Nuestra protagonista tendrá que hacer frente a un montón de adversidades —y casi podría decir monstruosidades— para salvar no solo a su familia y regresar a casa, sino a otras almas perdidas víctimas que también fueron víctimas de aquel juego macabro. Es una noveleta oscura y tétrica, con una historia que, desde mi punto de vista, no tiene edad y donde el terror y lo fantástico se mezclan en uno solo. Tengo que decir que lo que más me llamó la atención, aparte de la historia y todo el trasfondo que tiene, fue que Gaiman tardó 10 años en escribir este libro. Quería que fuese una obra única e inicialmente para su primera hija, pero como ella misma le dijo, terminó creando un libro para todas las edades. |
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