La sal

“Qué hay de cierto en nuestras vidas, lo que nos cuentan, quizás maquillado, tergiversado, o lo que recordamos y a veces exageramos nosotros mismos? ¿Cuál es la verdad, lo que hemos enterrado y enviado al olvido porque es demasiado doloroso de recordar?” ~ La sal de Sibila Freijo.

La sal es un libro autobiográfico en el que Sibila Freijo desgrana su relación con su padre tras el fallecimiento de este. Intercalando sus sentimientos ante el duelo y su pasado, la autora va destilando el dolor por la pérdida de un hombre al que decía no querer, la impotencia por las palabras no dichas y los sentimientos no expresados, y la necesidad de saber qué es tener un padre “al uso”, una figura que echa de menos desde su infancia.

El libro ha sido para mi como recorrer montañas y valles. Comienza muy bien, en alto pero poco a poco se me fue desinflando, quizá porque me parecía demasiado repetitivo, si bien al final, volvió a subir. La sal nos habla precisamente de todo eso que Sibila va soltando: el dolor por la pérdida pero también por la ausencia –ausencia de figura paterna, de cariño en la infancia–; de malos tratos y de dejadez; de crecimiento propio y de amistad.

Difícil opinar sobre un libro tan personal porque su misión va más allá que ser un entretenimiento para el lector. La búsqueda de respuestas por parte de la autora, analizando su situación personal, es el eje principal; una búsqueda interior a través de la escritura. “He comprendido que en los instantes cruciales de nuestra vida siempre estamos solos, simplemente porque nos replegamos como un girasol buscando nuestros entresijos, escudriñando a ver qué tenemos dentro que nos pueda proteger”.

Quizá el hecho de haber leído otras historias similares como “Vengo de ese miedo” ha provocado que se me haya hecho más lento en algunas partes; aún así es un libro que para mucha gente puede ser necesario, para comprender el porqué de esa falta de cariño en la infancia, más aún cuando son padres y no quieren repetir los mismos “errores”. Como dice la autora: “Debería ser obligatorio buscar nuestros orígenes, averiguar de dónde venimos y pisar esa tierra, aunque sea solo una vez”. Y no puedo estar más de acuerdo.