Poesía

Mi novio de la adolescencia me regaló esta edición de la Poesía, de Fray Luis de León en nuestro primer San Valentín. Tendría yo quince años y, aunque no recuerdo qué fue aquello con lo que lo obsequié, sí cuánto me entusiasmó el libro. Y es que a la adolescente que fui, entre otras historias, la tenía fascinada la mística y había pedido La perfecta casada (1583), a los Reyes Magos, que no habían considerado apropiada la lectura.

Fray Luis (1527-1591) no publicó su obra en vida y esta se corrompió debido a las múltiples copias manuscritas. de hecho, aunque sí la preparó para ello, la primera edición realizada es la de Quevedo de 1831. En la dedicatoria que realiza a don Pedro de Portocarrero afirma que sus poemas carecen de interés, que fueron compuestos en su juventud y que los confeccionó en ratos perdidos. No sabremos si responde a los tópicos del momento o esa era su realidad.

Antes de su entrada en las prisiones inquisitoriales de Valladolid, debido a su predilección por la versión hebrea de la Biblia frente a La Vulgata -entre otros motivos-, habría compuesto una de mis piezas preferidas, la "Oda a la vida retirada". En ella transmite su deseo de alejarse del ruido del mundo y aconseja encontrar el equilibrio interior, algo que está muy de moda en la actualidad. de sus obras en la cárcel, "Noche serena" llama la atención, con ese poeta prisionero que contempla la bóveda celestial y desea fundirse con ella. Y, entre las posteriores a su condena, me resulta especialmente evocadora la "Oda a Francisco Salinas", catedrático de la universidad, cuya música ayuda al poeta a lograr ese equilibrio y esa conexión que desea.

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