El laird desterrado

Descubrí a Laura Frantz gracias a Libros de Seda, su novela «El destino de Elisabeth» fue una de mis mejores lecturas de 2020, tenía muchas ganas de leer algo más de ella así que cuando vi que publicaban «El laird desterrado» sabía que tenía que ser mío.

Este libro no tiene nada que ver con el anterior, sí que he notado ciertos puntos en común, que más adelante analizaré. Creo que es necesario hacer hincapié en el género, este libro no es una novela romántica de highlanders al "uso", aunque el título o la portada pueda llevarnos a pensar en ello. No estamos ante una historia tipo Kinley McGregor, Julie London, Monica McCarty o Sonia Marmen; Laura Frantz escribe novela blanca, es del estilo de Julie Klassen; vamos que os podéis olvidar de descripciones tórridas y escenas subiditas de tono.

Son trescientas ochenta páginas que narran la historia entre Magnus y Lark, una historia que se cuece a fuego lento y que nace años atrás, desde que eran unos niños y no entendían de cargos o diferencias sociales. Magnus y Lark tuvieron la suerte de poder criarse juntos como dos iguales, hasta que los años van pasando y las responsabilidades van atándoles y separándoles cada vez más.

Lark tiene que ver cómo su gran amigo y el hombre de sus sueños hace su vida sin incluirla, preso de las obligaciones como laird de Kerrera tiene que formarse fuera de sus tierras en leyes, para ser un buen señor y poder cuidar de su gente. También deberá buscar un matrimonio próspero que le facilite el camino y le mantenga o mejore su posición. Magnus renuncia a sus planes y a sus sueños para no defraudar ni a su gente ni a su padre.

Mientras que Lark vive con su abuela y es la encargada de la destilería de Kerrera, tiene conocimiento en remedios y plantas, echa una mano a todos los vecinos incluso al propio laird, todos confían en su buen hacer y solo tienen buenas palabras para la muchacha.

La novela está ambientada gran parte en Kerrera y Virginia. Kerrera es una isla de Escocia y, en este momento histórico, hay una gran pobreza, la mayoría de los habitantes se dedican al contrabando, participando como buenamente pueden (desde avisos, como transporte, como escondiendo la mercancía...). Desde té, sal, seda, alimento, alcohol... nos moveremos por los años 1752, en plena rebelión jacobita.

En este contexto, los caminos entre Lark y Magnus se cruzarán durante años, hasta que ambos decidan apostar por un futuro juntos, aunque eso les pueda llevar años y un largo camino de penurias y difíciles pruebas.

En cuanto al estilo, es una narrativa muy pausada, con encuentros breves entre los protagonistas y momentos en los que estarán separados. Es una novela romántica que se cuece a fuego (muy) lento, repito que se trata de novela blanca y que hay mucho más que romance, la autora se centra en el contexto histórico de la época a través de Lark y Magnus podremos ver el día a día en Kerrera y con ello entenderemos más el entorno donde nos movemos. No solo tiene gran incidencia la rebelión jacobita, junto con las normas de ese momento histórico (como por ejemplo la Ley de vestimenta, donde se prohíbe el uso del kilt, entre otras).

La esclavitud tiene un papel protagonista en este libro y lo viviremos muy de cerca. También la búsqueda de nuevas oportunidades fuera del continente, viajando hasta Virginia o Jamaica, un nuevo mundo.

No puedo más que recomendar esta novela. No solo por el impecable trabajo de documentación de la autora y cómo consigue desmigarlo y atrapar al lector desde la primera página, sino que también los personajes tienen una evolución abismal patente en cada capítulo. Sin olvidar los personajes secundarios que, a pesar de ser pocos, enriquecen la historia como puede ser el capitán MacPherson, lástima que no tuviera algo más de protagonismo.


Solo puedo decir que este libro me ha servido para afianzar mi opinión de esta autora, no solo me ha encantado «El destino de Elisabeth» sino que «El laird desterrado» se suma a mi lista de libros que recomiendo, así que Laura Frantz poco a poco se va convirtiendo en una de mis autoras de referencia, como ya tengo a Julie Klassen desde hace un tiempo. Solo espero poder leer más novelas de ella pronto, con la misma o similar asiduidad que Julie Klassen, ¡necesitamos más historias de Laura Frantz!

Por último, la traducción y edición de diez. La portada no podía ser más adecuada.