La musa olvidada

Ella no entra donde no la invitan, pero cuando está dentro jamás se marcha

Laurel, hierro y sal. Si no la invitas no entrará.

No era un silencio natural. No de oían grillos, ni pájaros. Ni siquiera el goce de las hojas de los sauces al chocar entre ellas. Era como su todo aguantara la respiración.

El único motivo por el cual invitaría a sus amigos a venir a la granja de Pinypon sería para ques sacaran de ahí.

Ella la conoce. Ella te conoce. Tú ya la has conocido.