Muerte en la nieve

(…) Ahora me gustaría conocer a gente por quien soy en estos momentos, no por quien fui en el pasado. A gente que no espere de mí que adopte un papel en el que ya no encajo, que no me vea como un proyecto en el que trabajar…, sino que me vea como una persona completa, ya formada.

Algunas personas, cuando están sometidas a cierta presión y se encuentran fuera de su entorno cómodo y habitual, no necesitan demasiados estresores para convertirse en monstruos

La muerte me ha tendido una emboscada, aquí, en este lugar. Pensé que no me alcanzaría.

A veces la soledad es la única forma de recuperar la cordura

(…) Creo que los dos hemos estado viviendo en el limbo. Los dos hemos huido de la muerte y, al hacerlo, hemos escapado también de todo lo demás. Ahora ha llegado el momento de continuar con la difícil tarea de vivir.

Sigue nevando, como el telón que cae tras el acto final. O un manto blanco que cubre el hermoso cuerpo destrozado caído en la cascada. Cubre mis huellas y las llena a medida que me alejo, como si nunca hubieran estado ahí.
Empiezo a llorar. Por ella, por mí, por lo que me he perdido.

(…) A veces, estos impulsos me superan. Siento, de repente, la necesidad de llevar las cosas un poco más allá…, incluso de hacer daño. No puedo evitarlo, es como una compulsión.

Buscamos algo en el rostro de los demás. Pero ¿el qué? ¿Familiaridad? ¿Un recordatorio tranquilizador de todo lo que nos une? ¿O acaso buscamos, temerosos, algo nuevo, algo que hemos atisbado en la ladera sombría de esta montaña? Algo reciente, desconocido y violento.