Islas del abandono: La vida en los paisajes posthumanos

La premisa de Islas del abandono es muy interesante: ¿qué pasa en los lugares que han sido abandonados por el ser humano? Yo, como persona curiosa que soy, suelo entrar a este tipo de libros con muchas ganas. Y eso no siempre sale bien, aunque esta experiencia concreta ha sido bastante positiva.

El libro está dividido en cuatro partes, que agrupan los distintos lugares de los que nos habla la autora según las circunstancias en las que se produjo el abandono. Por ejemplo, en la primera, aparecen sitios como Chernóbil, de donde la gente tuvo que salir por el desastre del accidente nuclear, o la zona colchón de Chipre surgida tras el conflicto que dio lugar a la República Turca del Norte de Chipre. En otras, las zonas que trata han sido abandonadas por cuestiones relacionadas con la industria, como Detroit, o porque su población era tan reducida que acaba «extinguiéndose». En total, son doce las localizaciones distintas por las que vamos a pasar.

Este texto mezcla la experiencia personal de Cal en sus viajes (lo que ve, lo que siente, con quién habla) con una buena cantidad de información tanto sobre lo ocurrido en ese lugar concreto como en otras zonas de la Tierra donde se han dado eventos similares o en las que se está observando un desarrollo parecido. En estos casos, es muy fácil caer en la tentación de la vomitona de datos que acaban por aburrir a los/as/es lectores/as. Pero creo que la autora lo ha salvado bien, ya que ha conseguido combinar las dos cosas de forma que quede un libro de lectura ágil, con el que se aprende mucho y que no resulta pesado. No es fácil conseguir esto.

La primera parte es la que me ha resultado más interesante. A partir de ahí, y aunque lo que contaba seguía siendo curioso y desconocido, no ha conseguido impactarme o «sorprenderme» tanto. Pero creo que no es tanto culpa de la autora como del hecho de que unas historias te atraen más que otras.

Algo muy curioso de esta lectura es que, a medida que vas haciéndola, tienes la sensación de estar recibiendo buenas noticias con respecto al futuro del planeta. La naturaleza es increíble y tiene una enorme capacidad para sobreponerse a ciertas agresiones y salir adelante. de hecho, algunos de los lugares de los que habla este libro se han convertido, a pesar de sus problemáticas, en bastiones de una especie de recuperación natural y climática.

Pero, cuidado, que aquí la autora no pretende engañar a nadie. al final hay una reflexión que me parece muy interesante. Y es que da igual cuánto empeño ponga el planeta en su propia recuperación. No podrá conseguirlo si no le ayudamos nosotros. Nos cuenta que hay datos que sugieren que el cambio climático podría haber empezado mucho antes de la Revolución Industrial, que es el momento que se suele tomar como referencia. Es posible que la Tierra esté sufriendo estos problemas desde el momento mismo en que el ser humano apareció. Hemos sido (y seguimos siendo) la variable que lo cambió todo. Y aunque ya sea tarde, todavía podemos hacer algo. Poco, pero algo.

De este libro me quedo con su mensaje: la Tierra lo está intentando, vamos a echarle una mano.

Sé que es tarde y que hay daños que ya son irreversibles. Y que una, desde el pequeño trocito de planeta que ocupa, siente mucha impotencia frente a ciertas cosas que ocurren y sobre las que parece que tiene control. Pero hay cosas que podemos hacer, como consumir de forma responsable. Es una herramienta poderosa si la usamos correctamente. Una sola persona no cambia nada, pero un montón de personas haciendo algo, sí.

En definitiva, me llevo un mensaje moderadamente optimista, con su dosis de realismo, pero también de esperanza.

Lo recomiendo. Si, como a mí, te gusta saber cosas y, además, te interesa el tema de la naturaleza, el cambio climático y el impacto del ser humano en el planeta, este libro es para ti. Como te decía, es una lectura ágil a pesar de toda la información que aporta.
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