La Sra. de Bovary no está satisfecha con su vida. Ni el amor de su marido ni el de su pequeña hija pueden hacer que se esfumen sus sentimientos de angustia y hastío, que a ratos ha camuflado con la aparición de León y Rodolfo en escena. Esta actitud hace que, entre los lectores, Emma no levante demasiadas simpatías, pues aun teniendo en cuenta la época y el lugar que ocupaba la mujer cuando Flaubert escribió la novela, tenemos la sensación de que es un personaje que no cuenta con las herramientas necesarias para afrontar su realidad e intentar ser un poquito más feliz. La calidad literaria de la obra es indiscutible y todos los personajes de la historia son importantes destacando a Carlos (médico poco aventajado y ajeno a todas las tribulaciones de su esposa, a la que adora) y al boticario Homais (prototipo del burgués pseudocientífico del siglo XIX). Esta lectura propicia una reflexión sobre la autenticidad del enamoramiento y un posible trágico desenlace. Sobre la actitud de vida pasiva, el suicidio y la relación de los escritores con los personajes que crean, pues Flaubert afirmó en alguna ocasión que él era Madame Bovary. Aviso SPOILER: Tan identificado se sentía que circula la siguiente anécdota: estando escribiendo Flaubert la parte en la que Emma toma el arsénico, llegó a sentir el sabor de éste en su boca tan vívidamente que le provocó el vómito. Enlace: https://clubdelecturamaravil.. |