Aunque por algún motivo me ha transmitido paz la historia, no esperéis nada del estilo «cozy», ni «feelgood». Hablando claro; no es una historia de color de rosas, ambiente agradable, ni personajes adorables. Como tampoco creo que sea para todo el mundo. Para empezar, no tiene mucha acción precisamente. La narración y la trama en sí es tranquila y sencilla. No te da sorpresas, ni supone un altibajo de emociones. Pero oye, que me ha gustado y bastante. Ha sido entretenida y me ha relajado. Es un libro corto que viene genial entre lecturas más densas y sobre todo para una pausa en mi obsesión con los nazis 😅 Y no sé a vostrxs pero a mí leer un libro que ocurra en una libreria, me dan muchas ganas de montar una. Bueno que me lío yo sola. Florence Green, una señora de mediana edad decide abrir una librería en un minúsculo pueblo costero. Es la primera que se abre aquí y encima decide hacerlo en un edificio que lleva años abandonado y se lo come la humedad. Por no hablar de que tiene su propio y caprichoso «poltergeist». Esto no la hace precisamente la más popular del pueblo y si por encima, pone a la venta un libro polémico, pues ya desata la locura en el pueblo. Pero a mí me ha caído bien la señora y su ayudante de once años ya es la bomba. Así que si queréis conocerlas os animo a leerlo, como siempre. |