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Uno de mis libros favoritos, sin duda. Siempre me llama la atención como, a pesar de estar hablando de una novela escrita en 1925, es capaz de hacerme empatizar con el personaje de Gatsby, con esos sentimientos no comprendidos o no aceptados que torturaban (y aún torturan) a muchos hombres. Se me ocurren pocos libros que ahonden tanto en el carácter y los problemas del maldito arquetipo del HOMBRE. Por fortuna, las miras se van abriendo, los hombres nos relacionamos mejor con nuestros sentimientos y sueños y las Daisy son cada vez menos idealizadas, pero Fitzgerald nos dejó está grandísima novela como recordatorio constante de qué evitar y de qué clase de chatarra se esconde bajo el brillo del oro. A pesar de todas las grandes adaptaciones cinematográficas que se han hecho de la novela, sigo pensando que necesitarías verlas todas, desgranar los matices que cada uno de los intérpretes le han dado al personaje, y amalgamarlos todos para acercarte siquiera a vislumbrar la auténtica tridimensionalidad del Gran Gatsby. |
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