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Quizás muchos conozcan éste título por la película, que a pesar de tener el concepto esencial igual, varía mucho respecto al desarrollo del libro. No voy a entrar en disputa de cuál es mejor, pero ambos están bastante bien. El relato comienza con el manifiesto entusiasmo que Roger Button siente ante el inminente nacimiento de su hijo. Cuando Roger acude al hospital, descubre algo que lo deja atónito; su hijo recién nacido de unas horas, apenas cabe en la cuna que le han asignado, tiene el cabello blanco y canoso y la piel fofa y llena de arrugas. ¡Su hijo de apenas unas horas aparenta ser un decadente septuagenario! Ante la incredulidad de Roger, su hijo Benjamin se comporta como alguien de 70 años; no juega con trenes ni con soldados de plomo, lee enciclopedias y fuma puros. Roger, que forma parte de una prestigiosa clase social y económica, decide cuidar las apariencias, y hacer que su hijo recién nacido de 1,75 m, parezca lo que es, un neonato, disfrazándolo y ocultándolo al resto. ¿Por amor a su hijo? ¿Por vergüenza y temor a la opinión ajena? ¿Por cómo afectará en su reputación aristocrática? Pero al pasar el tiempo, los papeles se invierten y padece una especie de crecimiento contrario al del resto de la población: rejuvenece en vez de envejecer. Su apariencia contradice su verdadera edad. Por este insólito acontecimiento, Benjamin se verá sumido en distintos estados y etapas, como son el rechazo y el desprecio, sustituidos por la aceptación acompañada de una genuina admiración, de nuevo remplazados por el desprecio. Benjamin permanecerá envuelto en un cúmulo de emociones y de pensamientos de una diferencia gigantesca en muy poco tiempo, hasta el día de su... ¿muerte? Un relato muy original y reflexivo en el que se plasma el "Qué dirán". F. Scott es capaz de en pocas páginas hacerte sentir la impotencia del protagonista al verse rechazado por su apariencia. Me sentí verdaderamente mal por Benjamin, viendo cómo su edad no corresponde con su manera de ser, y sometidos por el escepticismo los demás recurren a la negación. Relato para reflexionar. |
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