No quería que sintieras que vivías en un mundo que no te aceptaba, que no era lo bastante amplio para contenerte.
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No quería que sintieras que vivías en un mundo que no te aceptaba, que no era lo bastante amplio para contenerte.
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—Nathan—lo llamó. —¿Qué? —Yo también te quiero. Él tardó un segundo en contestar.—Eso no cambia nada. —Te equivocas. Lo cambia todo. |
Y entonces ella sonrió. Y, por esa sonrisa, él habría sido capaz de recorrer el infierno, luchar con dragones y levantar a los muertos. Porque cuando sonreía el mundo se convertía en un lugar donde los sucesos más extraordinarios podían acontecer.
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—Vos y yo vivimos en mundos diferentes—dijo—. El vuestro es tan amplio como el mismo mar. No hay en él barreras infranqueables, ni fronteras que os impidan recorrerlo a vuestro antojo. El único límite es el horizonte. Mi mundo, por el contrario, es mucho más pequeño, reducido a las dimensiones de una isla en medio de un vasto océano, a las cuatro paredes de una mansión donde un hombre controla todos mis movimientos. Y, sin embargo al caer la noche, ambos contemplamos el mismo cielo estrellado.
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—Claro que sí. Porque cuando la muerte acecha, no hay lugar para el honor, princesa. Sobrevive el más rápido, el más astuto, el que menos escrúpulos tiene en sacrificar a otros para salvar el pellejo.
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—¿Cómo puedo seguir siendo salvaje en un mundo lleno de normas?—dijo—. ¿Cómo puedo ser yo misma cuando la gente que me rodea no me acepta tal y como soy?
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—Todos ansiamos ser libres, pero pocos son los que saben que la lucha no acaba cuando se consigue la libertad.
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Érase una vez un lugar donde el esclavo podía convertirse en señor, el pobre, cubrirse de oro y el hambriento de aventuras, alcanzar saciado el paraíso.
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—No puedo esperarte eternamente, Nathan. Porque hay cosas que deseo hacer en esta vida, sueños que deseo cumplir. Puede que no incluyan grandes aventuras ni grandes tesoros, pero sé que merecerán la pena. Pensé que tú querrías compartirlos conmigo. Y que, si te daba tiempo, te darías cuenta de que viajar a mi lado sería mucho más emocionante que seguir tu camino solo.
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Por desgracia, este mundo no está hecho para los rebeldes, hija. Pero me equivoqué al tratar de cambiarte. Debería haber intentado cambiar el mundo.
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"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?