Nuestra parte de noche

En la Argentina de la Junta Militar, un padre y su hijo emprenden un viaje en coche que los llevará desde Buenos Aires hasta la frontera con Brasil. En un ambiente de tensión y represión militar, Juan y Gaspar deberán hacer frente a un destino marcado por un oscuro poder y el control de una tenebrosa Orden sobre ellos, obsesionada con conseguir sus ambiciosos objetivos y dispuesta a todo por alcanzarlos. La orden será una sombra que penderá constantemente sobre este disfuncional par, y que se extenderá a lo largo de los años.

Durante mucho tiempo he pensado que debía ser la única en el mundo de las redes sociales dedicadas a libros que no se había leído aún “Nuestra Parte de la Noche”. Es una novela con el que tenía ciertas reticencias como siempre me pasa cuando una obra se pone de boga y no para de recibir alabanzas. Porque eso siempre es un arma de doble filo. He leído críticas que la ponen por las nubes, y otras que bajaban considerablemente el enorme Hype que se había generado en torno a ella. Por suerte, encontré otra persona que tampoco lo había leído, y juntas hemos hecho está lc que nos ha encantado. desde luego es un libro que no puede ni sabe dejar indiferente a nadie. Y no sabéis cuánto me ha costado hacer la sinopsis. Creo que lo he contado y en alguna reseña, pero no me fío mucho de las personas que escriben que la mejor forma de conocer una historia es leyéndola, me parece tirar por lo fácil. Pero también he admitido que hay varias excepciones, y sin duda alguna la novela de la escritora argentina Mariana Enríquez es una de ellas. Lo mejor que se puede hacer es ir lo más aciagas posible, cuando la empiezas, dejar que su perturbada trama se alce ante ti paulatinamente junto a sus complejísimos personajes y los diversos e inteligentes juegos narrativos de su hacedora.

Lo primero que hay que tener muy claro es que tanto en contenido como en forma Mariana Enríquez, no ponen las cosas fáciles al lector desde la primera línea. Quizás el gran escollo que hay al principio es lo que tardas en introducirte en la historia y en aterrizar en la propuesta de Enríquez. Pero una vez que le coges el tranquillo y te dejas llevar todo se vuelve muy disfrutable, y esa dificultad es parte del encanto de esta lectura. Lo cual no equivale a que todo se vuelva mas rutinario, sencillo y convencional. Enríquez disfruta complicándose y logra que al final el lector acabe participando en esto. Los saltos de tiempo y narrador son constantes, cuando el lector termina una de las subpartes en las que esta articulada el texto no sabe qué va a encontrase en el siguiente; los plot twist dentro de la historia son constantes, nunca hay que dar nada por sentado; la información se nos va dando a trompicones, teniendo el lector la obligación de rellenar muchas veces por su cuenta las lagunas que la escritora deja a propósito, y de conectar a los personajes que van apareciendo poco a poco dentro de la trama de forma, no pocas veces, abrupta. Unos personajes que no tienen nada de sencillos y para muestra y un botón: Una de las primeras cosas con las que nos encontramos cuando empezamos a leer es lo compleja y rica en matices que es la relación entre Juan y Gaspar, padre e hijo, que incomoda por lo violenta y desestructura que es desde el principio, algo que solo se va afianzando con el paso de los años.

Me ha gustado la prosa de Mariana Enríquez, es directa pero rica en matices, muy envolvente; hace que sea una lectura que exige estar muy atento a los detalles, como os acabo de comentar. Además, el hecho de que la autora vaya mostrándonos la información poco a poco, a modo de miguitas de pan, tampoco favorece que la novela sea fácil de leer. Pero que queréis que os diga, personalmente me gusta que los autores narren así, que no te enseñen todas sus cartas de golpe y que poco a poco vayan mostrando las complejidades de su historia y del mundo que van creando. Y Enríquez, la verdad es que eso lo hace muy bien, porque logra que a medida que vas leyendo te vayas interesando más por la historia que hay detrás de Juan y Gaspar y que es de lo que escapan. y no hay que dudar de que no deja puntada sin hilo, todo lo que parece en el libro tiene su motivo y su porque, aunque a priori no lo parezca. Incluso aunque sientas que la autora argentina está jugando mucho con el lector y dándole muchas vueltas a todo lo que conforma la trama. Es por eso, que quizás este no sea un libro para todo el mundo. Hay que hacer, por lo menos al principio un gran ejercicio de fe y continuar con la historia. Asumir que hay en varios momentos en los que la historia se te hará muy densa. Especialmente en los primeros capítulos que son los que más me costaron leer. También hay que decir que a lo largo de toda la lectura al lector español le puede ralentizar mucho los diferentes localismos y palabras típicas del habla argentina, con los cuales no tiene por qué estar familiarizado y que muchas veces no tienen por qué sacarse con facilidad por el contexto.

Todo esto se palpa esencialmente en los primeros textos del libro, en ese viaje de coche, que es el pistoletazo de salida para el periplo del misterioso y enfermizo Juan y su hijo Gaspar. Pero una vez que se pasa este trecho, la cosa empieza a ponerse muy interesante. A partir de ese momento es imposible que te atrape y absorbe está historia tenebrosa, en la que Enrique no da ningún tipo de concesión al lector. Mariana Enríquez crea un gótico muy personal y espeluznante en el que todo está impregnado de pequeños y oscuros detalles que son importantes y que cuando menos te lo esperas cobran vida y dan miedo. La autora bebe de Lovecraft, Mary Shelley, Edgar Allan Poe, Emily Dickinson (me encanto descubrir que el libro debe su nombre a un poema de esta autora) y de Bran Stoker (ya que el tono novelesco que impera en todo el libro tiene un momento de descanso con la aparición de un reportaje periodístico que a primera vista no tiene pies ni cabezas. Pero como todo en la autora argentina, tiene su motivo para estar ahí, y acaba siendo importante. Aunque solo sea como muestra de cómo en esta obra la racionalidad esta irremediablemente condenada a ser también un sinsentido) todo esto lo mezcla con la vibrante cultura londinense de los años 60 al son de músicos como David Bowie, Led Zeppelin o los Rolling. Pero sin perder nunca su foco autóctono. La ambientación de esta obra es una parte esencial de la misma, casi es un personaje más. Hay un placer morboso y jugoso en ver como Enríquez juega con los aspectos más oscuros y esotéricos de la cultura argentina, en como crea una historia con una atmósfera muy terrorífica, basada en sectas, oscuridad, poderes, maléficos y cartas del tarot. Me parece que todo tiene una estética muy oscura y que a la vez es muy argentino, y eso le da a todo el conjunto una entidad muy personal y especial.

El terror se palpa en cada uno de los poros del libro, y no es simplemente sangriento y violento. de una forma tan sabia como astuta, juega tanto con el miedo psicológico como con el puro gore, creando una angustia que tiene algo de impúdico, en cuanto que es arrebatadoramente humana y radicalmente comprensible pese a todos los elementos fantásticos que jalonan la obra. Como consigue mezclar las dos cosas para hacer algo espeluznante, consiguiendo que haya mucho equilibrio entre ellas. Ambas vertientes conviven perfectamente y crean un todo, ya que todo esto se mezcla con la dictadura argentina y la represión política y social que trajo consigo. El miedo, la dictadura y la desconfianza ayudan a hacer un retrato de la Argentina de la época asfixiante y pavoroso, en el que los cadáveres se ocultan en fosas comunes perdidas en el bosque, la gente desaparece por arte de magia y la policía militar controla todos los resortes de una población que no sabe como moverse y actuar. Y cuyas secuelas seguirán presentes en las últimas páginas de la novela, cuando Enríquez nos transporte al Buenos Aires posterior a la dictadura y a las subculturas queer que florecieron en ese periodo, los coletazos de los hijos de quienes vivieron oprimidos y que ahora buscan desquitase y ser libres de una forma que algo de desafiante tenia, incluso aunque eso les haga pender de una cuerda de la que pueden caer en cualquier momento.

“Nuestra Parte de la Noche” No es un trabajo perfecto, en el que todas las piezas queden bien ensambladas. Es una historia de personajes heridos, de secretos, de oscuridad, de masoquismo puro, de putrefacción, de odios y ambiciones enconadas y de violencia. Es una obra de escenas sencillas pero impactantes, que se cimientan en cómo se camuflan en lo convencional para demostrarse, al final, como perturbadoras y sangrientas, convirtiéndose en el escenario perfecto para abarcar todo el amplio espectro de temas que Enríquez toca en esta historia. Un escenario reciamente tejido con referencias al surrealismo, el gótico, la historia de argentina, la poesía, lo paranormal y la tradición autóctona argentina.

No es una historia bonita, y tiene todo su sentido que su final no tenga nada de edulcorado, o tan siquiera esperanzador. Otra cosa hubiera sido decepcionante. Y al mismo tiempo, todo tiene algo de justicia poética, una justicia que nace de lo coherente que es todo de principio a fin y por los cabos sueltos que se quedan sin resolver, que apuntalan aún más lo que tiene de evocador la propuesta de Mariana Enríquez. Sinceramente no creo que esta historia tenga una segunda parte, creo que parte de su encanto va a ser en que las piezas queden sin unirse, que quede en la imaginación del lector como va a quedar todo. Desde luego, hay material para hacer una segunda parte. Pero para mí eso sería alargar demasiado las cosas y sin sentido. Esta novela como autoconclusiva es lo suficientemente sutil y bestial para dejarme satisfecha. Desde luego, como ha jugado con nosotros de principio a fin la señora Mariana Enríquez, y como se nota que ha escrito lo que le ha dado la real gana. Creo que ese es el secreto con el que ha convencido a esta lectora en esta historia tan poco convencional, una auténtica locura que creo que solo se puede entender leyéndola.