Nuestra parte de noche

Mientras leía esta novela pensaba en esa categoría tan querida de los críticos estadounidenses que es la gran novela americana. Bueno, creo que si existe algo así como la gran novela argentina (podríamos debatir cómo estaría compuesto ese panteón) esta obra es un altísimo exponente.

La trama se desarrolla entre 1960 y 1997, pero no en orden cronológico. Comienza en 1981, cuando Juan y su hijo de 6 años, Gaspar, se dirigen a Misiones, a la casa de los padres de su fallecida esposa/madre, Rosario, millonarios, poderosos e influyentes miembros de la Orden, una sociedad secreta que venera la Oscuridad y para la cual Juan se ve obligado a oficiar de médium. Juan es un hombre muy enfermo, que sufre problemas cardíacos y respiratorios muy severos desde pequeño. Sabe que apenas muera (algo que no tardará en ocurrir), la Orden intentará apoderarse de Gaspar y usarlo para sus propios fines oscuros. Evitarlo es la misión que se propone para lo que le queda de vida. A partir de esta premisa, se despliega un mundo fascinante de personajes, escenarios y situaciones que mantienen al lector totalmente atrapado, horrorizado e hipnotizado con lo que Conrad denomina “la fascinación de la abominación”.

Nadie ha escrito el terror en Argentina como Enríquez. En su prosa están Stephen King (sobre todo en la parte del relato protagonizada por los niños, llena de guiños a It y Cementerio de animales), Quiroga, Dickinson, Stoker, pero también Keats y Bowie. Está todo el horror de la dictadura militar, la escena londinense de la década del 70, las leyendas y cultos propios del litoral como San La Muerte, el flagelo del SIDA, las luchas docentes contra Menem, y tantas referencias más que sería imposible enumerarlas a todas. También hay una crítica social certera a la impunidad de los ricos, que como dice la novela varias veces, habitan su propio país. Es una novela total. Sólo me queda decirles enfáticamente que no dejen de leerla por nada del mundo!!