La oscuridad que conoces

La oscuridad que conoces es un thriller diferente, aunque solo sea porque su protagonista es la antítesis de una heroína. Es una mujer pobre que nunca ha conseguido escapar de un pueblo muy pobre y sin ningún futuro por delante. Madre soltera, lo único que tiene es a su hija, por lo que su asesinato hace que pierda todo sentido su vida, salvo para averiguar quién mató a su hija y vengarla.

Eve no puede dejar, aunque lo pretenda, ser fruto de la educación de una madre que les crio en una caravana trapicheando con metanfetamina, sobreviviendo toda su vida y que nunca fue cariñosa con ellos. Eso no podía ser bueno para que ellos sobrevivieran fuera. Necesitaban hacerse duros, que todo el mundo supiese que si los atacaba tenía que atenerse luego a las consecuencias.
Algo probablemente muy necesario en un pueblo como aquel, cada uno con sus secretos a cuestas y en la que lo único que parecía importar era el bienestar propio.

Un thriller en el que la tensión va en aumento a cada momento de la mano de una mujer desesperada a la que nada importa con tal de descubrir la verdad.


OPINIÓN PERSONAL

Un thriller bastante diferente de lo habitual, no solo porque en cierto modo es un domestic noir en el que la que investiga a fondo el crimen es una mujer que nada tiene que ver con la policía. Bueno, sí, su hermano es uno de los policías del lugar, pero la tienen al margen dela investigación, en la que parece siempre ir un paso por detrás.
Una mujer que lejos de ser una heroína, es una mujer no voy a decir corriente, porque el pasado que lleva a cuestas no le permite ser una mujer común. Desde luego está muy lejos de los cánones de un héroe corriente, por lo menos en cuanto a moralidad se refiere, porque en el fondo en aquel pueblo, nadie está libre de pecado como para tirar la primera piedra.
Pese a ello, no puedes por menos que empatizar con esta desesperada madre en busca de una verdad que hay quien no desea desde luego que salga a la luz.

Un thriller muy recomendable para los amantes de este género que se devora en un abrir y cerrar de ojos, a lo que también contribuye el que no llegue a las trescientas páginas.

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