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La publicidad de la contraportada ya nos avisa: una mujer que huye de todo, una casa aislada junto al pantano y la tensión que crece bajo el agua. de acuerdo con las tres, aunque con matices. Claudia busca empezar una nueva vida y se muda a una finca en unos terrenos al lado de un pantano. Es una vida solitaria, centrada en su huerto y las labores del campo, que son la medicina que necesita para curar cuerpo y mente. Pero su nueva vecindad, que vive tan aislada como ella en esas tierras pantanosas, encierra secretos que son los que desencadenarán los hechos finales. Esa es la tensión que dicen que crece bajo el agua. El problema es que la tensión es tenue y el final algo precipitado. Y si lo que se busca aquí es terror... pues mejor ir pensando que vais a encontrar otra cosa. Yo ya había leído la recopilación Ahora intenta dormir de Bueso y me había dejado muy buen sabor de boca. En Naturaleza Muerta el problema quizá sea intentar buscar un terror más o menos estandar y encontrar una narración que no se ajusta a lo que pensamos que vamos a encontrar. En mi caso eso mo ha supuesto gran problema, porque he disfrutado del relato del principio al fin, pero admito que me ha faltado un poco más de intensidad en algunos momentos, y eso que si sois fans del terror cósmico vais a disfrutar con ese final, tan fallero como lovecraftiamo. Para mí lo mejor del libro es su protagonista, Claudia, que nos cuenta en primera persona su vida y sus pensamientos, sus ansias y su sufrimiento. Los diálogos entre ella y el gato Mao muy logrados. Y la descripción de sus brotes de enfermedad y dolor, eso sí puede ser lo que verdaderamente cause terror, porque es casi imposible no sentirse identificada con esa parte tan terrible de la vulnerabilidad humana. |
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