Psicogeografía: La influencia de los lugares en la mente y el corazón

Un tema que me interesa bastante es la influencia de la arquitectura en nuestros hábitos, algo que podría parecer inocuo pero que está bastante interrelacionado con nuestras sociedades. El tamaño de las aceras, el poner cortinas o no en las ventanas, las murallas, etc. son detalles que vienen motivados por alguna razón externa (dinero, horas de luz solar, defensa contra los enemigos) pero que modifican en algún modo nuestra actitud (si mi acera es ancha puedo caminar por ella, si tengo cortinas pongo una barrera con respecto al exterior, si vivo dentro de una muralla me siento seguro pero a la vez implica que tengo miedo a lo que viene de fuera). El caso es que, en una de mis incursiones a la biblioteca, cogí en préstamo este ensayo.

Colin Ellard es un neurocientífico de la Universidad de Waterloo que lleva a cabo investigaciones junto con arquitectos y diseñadores urbanos con el fin de estudiar las reacciones de los individuos frente a determinados lugares, qué altera nuestro pensamiento y qué lo calma, llegando incluso a asociar la aparición de determinadas afecciones mentales con la exposición continuada a entornos que impiden el descanso del individuo. El estudio de la psicogeografía está muy ligado a los avances que se han ido haciendo en el estudio del cerebro, puesto que es el análisis de la respuesta cerebral lo que nos indica cómo afecta un espacio o un estímulo concreto al ser humano. de este modo se ha conseguido comprobar que los individuos se relajan en los espacios verdes donde pueden descansar la vista (el órgano que más utilizamos) de los estímulos, o también que las formas curvas nos gustan más que las rectas.

Otro modo de avanzar en esta materia es mediante el estudio de los patrones de comportamiento. Así el equipo de Colin expone a los sujetos de estudio a lugares reales o virtuales para posteriormente preguntarles por sus sensaciones, por qué han elegido posicionarse en un determinado lugar o pararse frente a algo, mientras que de otros han pasado de largo.

A través de todas estas investigaciones se observa que nada es inocuo, cada detalle del plan urbanístico debería estar pensado atendiendo a ciertos fines, como podría ser el bienestar de sus habitantes (aunque me parece que podría estar utilizándose con otros fines, o quizás sin ningún tipo de análisis previo puesto que esta disciplina es aún muy novedosa), si bien también nos puede servir a nosotros mismos para reflexionar un poco sobre nuestro entorno y cómo nos gustaría que fuese.