Nadya es una chica capaz de comunicarse con los dioses, los cuáles le prestan su poder. Un día, el reino enemigo, que usa magia de sangre y busca acabar con todas las personas capaces de hablar con los dioses, ataca el monasterio en el que se oculta Nadya, obligándole a huir. En esta huida terminará dando con un grupo de personas que comparten un objetivo: acabar con la guerra. Nos encontramos con una historia de ambientación eslava donde la magia y las intrigas políticas llevan todo el peso de la trama. Nadya es una santa, capaz de comunicarse con los dioses y reza para que estos le cedan sus diversos poderes y, en el reino rival, todos han renegado de los dioses y usan una magia hereje, basada en la sangre. de mano de Nadya descubriremos todos los entresijos de estos dos sistemas y también las memtiras y secretos que las plagan. He disfrutado esta historia de principio a fin. Es cierto que es un libro que va muy al grano y que podría haber explotado algo más la ambientación pero también tiene muchos momentos de acción frenética y ahí se agradece que la autora no se pierda en los detalles. Los personajes me han encantado. No todos los buenos son buenos ni todos los malos lo son tanto. Ocultan secretos, miedos y ansias de poder lo que los convierte en caracteres muy interesantes. Hay especialmente dos personajes que me han encantado: el príncipe Serefin y Malachiasz, caracteres con muchos claroscuros que han llevado todo el peso de la intriga del libro. El final de este primer libro de la trilogía tiene un giro que me dejó con la boca abierta y necesidad de leer el segundo... En general, una historia con una ambientación y mitología que me parecen muy interesantes y unos personajes que nos llevan de la mano por una trama llena de acción, intrigas y magia con tintes oscuros. + Leer más |