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La venganza es un plato que se sirve frío. Estoy segura de que muchos de nosotros conocemos la trama básica, aunque solo sea por las películas. Un joven Edmundo Dantés, primer oficial del Faraón, es arrestado el día de su boda, como resultado de un complot napoleónico y los esfuerzos malignos de un rival amoroso celoso y un compañero de tripulación resentido, y es enviado a la prisión de la fortaleza de la isla, el Castillo de If. Con la ayuda de un compañero de prisión, el abate Faria, escapa después de catorce largos años, localiza un tesoro escondido en la pequeña y árida roca llamada Montecristo, y usa la riqueza para pasar los próximos diez años poniendo en marcha un más sublime y una venganza meticulosamente planeada. Todos estos acontecimientos suceden en los primeros 20 capítulos, y en esos momentos pensaba: ¿cómo diablos este libro se va a prolongar por otros 100 capítulos? Pero realmente lo hace, y vaya cómo lo hace. Hay atrevidas peleas de espadas y duelos con pistolas, búsqueda de tesoros, múltiples traiciones, múltiples identidades secretas, manipulación, tanto soborno y corrupción, matrimonios rotos y compromisos rotos, amantes secretos desafortunados, secuestros por bandidos y mucho más. Pocas veces he leído una obra con tanta profundidad, cada personaje, por secundario que sea, está plenamente realizado. El Conde mismo es una figura tan compleja que el odio ha catalizado sus dones naturales, haciéndolo intelectual y físicamente superior a sus semejantes. Es alguien aparentemente frío, pero torturado por dentro, absolutamente en control de sí mismo y nunca perdiendo el enfoque de su objetivo final de retribución. Sí, hay más que un atisbo de melodrama en el cuento de Dumas, y el lenguaje del Conde es a menudo teatral, además de sumarle las convenientes coincidencias que permiten que la trama en ocasiones continuar. No obstante, la obra es tan rica, el ritmo tan implacable y el lienzo tan amplio, que la retórica exagerada y los acontecimientos son necesarios para llevar a cabo una historia tan monumental. No puede haber muchas novelas de más de mil páginas que te mantengan pasando las páginas, pero esta es sin duda una de ellas. Sencillamente, uno de los mejores libros que he leído, por no decir el mejor. |
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