Desde las primeras páginas, María Dueñas demuestra si habilidad para las descripciones, tanto de escenarios como de personajes; y la constante variación en el tono de la novela, destaca por la falsa coloquialidad que pretende ser acorde con los humildes orígenes y la inocencia de su protagonista. El contraste entre los diferentes escenarios, sobre todo del Marruecos colonial y el Madrid de la posguerra, representa uno de los mayores atractivos de la novela. La autora manchega recrea las imágenes que caracterizaron aquella época, sabiendo transmitir la inmensa riqueza cultural de Tetúan con su olor a especias |