Llega la negra crecida

Aún no entiendo demasiado bien qué me ha ocurrido con esta novela. Como en una montaña rusa de dudosa estabilidad, he pasado por sensaciones tan distintas que hasta me pregunto si sería capaz de decidir si es un texto que recomendaría o no.

Probablemente no. Pese a que Margaret Drabble ha creado un elenco de personajes ciertamente interesantes, el continuo y constante cambio de foco acaba tirando por tierra la sensación de conocerlos y; por tanto, de ser empáticos o, al menos, espectadores convencidos de querer seguir sus pasos.

Llega la negra crecida es una novela sobre la vejez, una vejez que no puede, aunque quiera, evitar mirar a los ojos directamente a la muerte, sea cual sea su tiempo y su forma.

Casi todos los personajes pasan los setenta años, algunos todavía viven independientes, pero otros ven pasar sus días desde una cama o disfrutan de una especie de pacífico y letárgico purgatorio en una residencia.

Todos estos personajes están conectados y permanecen unidos por el plateado hilo del pasado, que los irá acercando conforme la enfermedad, el recuerdo o la amistad estreche sus espacios.

Había momentos en los que sentía que no pasaban las páginas, que me preguntaba casi constantemente si era el momento de abandonarla. Pero siempre quedaba una débil aunque continua esperanza de que la historia remontaría o que alguno de sus personajes brillaría con más fuerza.

Es un texto que deja un poso triste, incluso consigue emocionarte, de ahí que no lo considere un no rotundo; pero sí creo que es una apuesta un poco arriesgada para lectores que no estén decididos a llegar hasta la última página con todas sus consecuencias.

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