Hay quien cree que nuestras emociones se debilitan conforme envejecemos, que nos vemos reducidos al hueso magro y seco, al esqueleto del egoísmo. Es una teoría del envejecimiento muy reconocida.
|
Hay quien cree que nuestras emociones se debilitan conforme envejecemos, que nos vemos reducidos al hueso magro y seco, al esqueleto del egoísmo. Es una teoría del envejecimiento muy reconocida.
|
Ella también ha pensado a menudo en lo divertido que sería tomar parte en el fin, y sin remordimientos. A nadie le gustaría ser responsable del fin, pero lo normal es querer estar ahí y saber que todo ha terminado, todo este experimento innecesariamente doloroso, inútil y estúpido. Un asteroide valdría, o un terremoto, parte de la tierra o el universo. Fran no acierta a comprender ese deseo de la raza humana por perpetuarse, por seguir viviendo a cualquier precio.
|
Es terrible cuando Dios, que tendría que consolarnos, que tendría que darnos alas, se transforma en nuestro carcelero y perseguidor. Es terrible cuando Su ojo nos mira con cólera.
|
Para eso sirve la ópera, para eso sirve el teatro, para eso sirve el arte. Nos ahorra la molestia. Nos muestra aquello por lo que no tenemos que pasar.
|
Todos podemos esperar vivir más, pero recientemente se publicó que la mayoría de nosotros pasará los últimos seis años de nuestra dilatada vida padeciendo enfermedades serias, sufriendo algún tipo de dolor y mala salud. A Fran esta estadística la sacó de sus casillas, fuera o no verdad. La longevidad nos ha jodido las pensiones, la conciliación entre vida laboral y personal, el sistema de salud, la vivienda, la felicidad. Ha jodido la propia vejez.
|
No puede evitar ver la vida como un viaje, como una peregrinación, de hecho. No está muy de moda en la actualidad, pero es su planteamiento. La vida tiene un destino, un final, unas últimas palabras. No deja de asombrarla y de atormentarla que ahora, en pleno siglo XXI, estemos inventando incontables maneras de diferir la sensación de llegada, la sensación de llegar a un final preciso.
|
Muchos agentes del negocio de la geriatría son incapaces de comprender la perversidad del ser humano, el apego o la impaciencia por aspectos irracionales de sus viejas viviendas y barriadas, el odio repentino hacia ciertos miembros de su familia a quienes habían tratado sin roces durante años, el rechazo a reconocer que son viejos y pronto estarán incapacitados.
|
¿Cómo se llama el presentador de Los Juegos del Hambre?