La maleta

Se puede clasificar a la gente en dos categorías: unos preguntan, otros responden. Los unos formulan preguntas. Y los otros fruncen el ceño, irritados, como respuesta.

Se que la libertad es un concepto filosófico. Pero no es eso a lo que me refiero. Los esclavos no tienen interés alguno en filosofías. La libertad consiste en ir a donde te de la gana.

A todas las tentaciones y horrores de la vida contraponíamos el único don que nos había sido otorgado: la indiferencia. Y yo pregunto: ¿puede haber algo más duradero que un castillo edificado sobre arena? ¿Qué puede hacer más sólida y estable la vida familiar que una compartida carencia de carácter? ¿Qué puede haber mejor en orden a la buena vecindad entre dos estados hostiles que una compartida falta de entusiasmo por el combate?

A nuestro alrededor surgieron y se derrumbaron con gran estrépito mundos maravillosos y enigmáticos. Como cuerdas excesivamente tensadas, se rompieron muchas relaciones. Nuestros amigos renacieron y volvieron a morir a la caza de la felicidad.

A ti te interesa cualquier cosa -dice siempre mi mujer, y tiene razón. Está convencida de que las obligaciones maritales consisten, ante todo, en permanecer sobrio.

Al volante, hay que estar sobrio. Pero borracho también se puede viajar. En un taxi, claro…

Basta un instante para que el hombre pierda su envoltura de serenidad y bienestar. Y, en ese mismo instante, el alma, atormentada y huérfana, queda marcada para siempre...