Si nunca quieres hablar de nada, no avanzarás en absoluto. Para todo existen palabras.
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Si nunca quieres hablar de nada, no avanzarás en absoluto. Para todo existen palabras.
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Saber que no tienes escapatoria es casi peor que el inevitable hecho en sí.
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A menudo la realidad era lo más inverosímil.
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Todos necesitamos a otras personas para evitar volvernos locos con nuestras ideas.
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Se imponían tan pocas veces que no conocían su propia ira, por no hablar de dominarla.
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De nada servía contradecir a las personas, pues con eso solo conseguías que se volvieran malas.
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Ya era difícil comprender que los abuelos se morían y que nunca más irían a pescar contigo, pero ¿tu padre? ¡Si ese ni siquiera podía morirse!
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Si podías leer, nos decían en casa, podías experimentar todo tipo de cosas sin necesidad de vivir personalmente todas esas situaciones.
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A veces la vida puede dar de repente un giro tan brusco que nos salimos de la curva.
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El futuro golpeaba a la puerta y yo no me atrevía a abrir.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?