Hermanastra

Isabelle y Octavia siempre han sido las feas. Su hermanastra, Ella, se llevó toda la belleza al nacer. Pero Ella no se lo merece, no se merece tener lo mejor y obtener todo el mérito por ser guapa. Solo es una sucia criada. Por eso, cuando el príncipe, futuro rey de Francia, llame a su puerta en busca de la hermosa mujer que le robó en el corazón en la fiesta de palacio y de la cual solo tiene un zapato de cristal, la madre de las chicas sabe que solo Isabelle u Octavia pueden ser candidatas. Después de todo, fueron las únicas de aquella familia en acudir al baile, ¿verdad? Obligará a Octavia, Tavi, a que se corte un trozo del talón para que su pie encaje en el delicado zapato. Cuando el príncipe descubre el engaño, todavía le queda una hija. Isabelle se cortará los dedos. Mas, cuando la sangre empape de nuevo el suelo al caminar hacia la carroza y el príncipe esté a punto de irse, Ella aparecerá por las escaleras suplicando que no se vaya. Y en ese momento, en ese breve instante, la vida cambiará para todas al encontrarse ante sus ojos con que su hermanastra, esa harapienta criada, se va a convertir en la futura reina de Francia al encajar su delicado pie en el zapato de cristal.

Este interesante retelling de la Cenicienta nos narra este cuento clásico desde la perspectiva de las hermanastras, esas mujeres horribles a las que todos odiábamos por hacerle daño al ser de luz que era Cenicienta, Ella en este caso. Me llamaba poderosamente la atención cómo la autora iba a conseguir que mostráramos simpatía por esos personajes o un mínimo de comprensión cuando ellas mismas se habían clavado su propia tumba debido a su actitud. Pero lo cierto es que lo ha conseguido, le ha dado un buen giro a la historia y las hermanastras, aunque son tan despiadadas con Ella como en el cuento original, tienen un ápice de salvación.

Ella desde pequeña siempre destacó por su belleza. Era la más guapa de las tres y eso hacía que todas las miradas se fijaran en ella, que fuera receptora de todos los halagos, de todos los premios. Desde pequeñas, por tanto, las niñas aprendieron que en esta sociedad si eres guapa lo obtienes todo, mientras que si eres fea solo conseguirás que la gente se ria de ti, te tenga compasión y te arrincone en una esquina, donde la gente no pueda ver tu fealdad. Aunque el aspecto físico y la diferencia de trato fue lo que las separó, Isabelle y Tavi adolecían de otras características poco deseables en una chica. Mientras que Ella era dulce, considerada, inocente, compasiva y toda una señorita, Isabelle era rebelde, indomable, le gustaba luchar, cabalgar y ser libre; Tavi, por su parte, era una amante del conocimiento, de devorar libros, le apasionaban las matemáticas y se empapaba de todo el saber que pudiera obtener. Por tanto, de las tres, la más deseable siempre era Ella. Ella, la única merecedora de amor.

Por eso, desde niñas aprendieron a odiarla por ser el centro de atención y comenzaron a marginarla y tratarla como una criada. Después de todo, Ella era la hermanastra, la surgida del segundo matrimonio de su madre, no era su sangre. El odio, el rencor y el desprecio surgirá entre las tres. Sin embargo, Ella nunca las odiará. A pesar del maltrato que sufre, seguirá siendo tan bondadosa y compasiva como siempre, algo que pondrá aun de peor humor a sus hermanas.

Pero cuando el príncipe busca a su Cenicienta y la convierte en la reina de Francia, las tornas cambian. Ella por fin tiene una vida llena de amor, mientras que Isabelle, Tavi y su madre caen en desgracia. Todo el mundo sabe los años de maltrato sufridos por Ella, por lo que el pueblo donde viven las desprecia. Ya no son invitadas a bailes ni fiestas, ya nadie las quiere ni las respeta.

Sin embargo, para las hermanastras no está todo perdido. Especialmente para Isabelle. El marqués de Azar, un hombre extrovertido, dicharachero y que nunca se rinde, se cuela en la casa de la Parca. La Parca dibuja muy pulcra y cuidadosamente los mapas vitales de los humanos. Esos mapas no se pueden modificar de ninguna forma, a menos que el propio humano al que pertenece tenga suficiente fuerza de voluntad para cambiar su destino. Azar cree que ese es el caso de Isabelle, por lo que roba su mapa para intentar que, su destino abocado a la muerte, cambie. Mientras esto ocurre, Isabelle es visitada por Tanaquill, la reina de las hadas. Ella fue quien le concedió el deseo a su hermanastra Ella para poder ir al baile del príncipe. Así que, sin dudarlo, Isabelle le pide a la reina su deseo más ferviente, ese que le quema por dentro: ser guapa. A cambio, Tanaquill le dice que tiene que recuperar los fragmentos de su corazón roto. Solo cuando eso ocurra, podrá obtener lo que tanto ansía. Para ayudarla, le hará tres regalos que la guiaran en el camino.

Nos encontramos ante una historia muy original que mezcla muchos elementos. Por un lado, tenemos el cuento clásico de Cenicienta, que ya conocemos, pero desde la otra perspectiva. Por otro lado, tenemos magia, con la reina de las hadas, y un poco de mitología popular con la Parca, que va a luchar porque Isabelle obtenga el destino que ella ha predicho, y el azar convertido en un personaje, que va a hacer todo lo posible por que Isabelle cambie y se redima de todos sus actos. Aunque esta fusión pueda parecer extraña y al principio choque un poco, está bien integrada y no queda para nada fuera de lugar. Estos toques le añaden más complejidad a la trama. Ahora bien, aunque la novela me ha gustado, mi problema ha sido la constante sensación de que le faltaba desarrollo. Creo que Hermanastra es un libro bastante complejo, en el sentido de los diferentes elementos que combina, como he comentado. Sin embargo, me da la sensación de que la autora se queda en la superficie, que podría haber sacado mucho más y haber expandido el universo acorde a dicha complejidad.

En el caso de Isabelle, es la protagonista y, por tanto, sabemos mucho de ella, de su vida y de sus hermanas. Sin embargo, no puedo decir lo mismo de la Parca y del marqués de Azar. Me parecen unos personajes muy interesantes, pero apenas conocemos nada de ellos, solo lo suficiente para la trama y siempre mediante los diálogos que mantienen. A pesar de ser, de lejos, los personajes más interesantes, son los más planos de toda la historia. Lo mismo puedo decir de Tanaquill, aunque, en este caso, realmente ella no tiene tanto peso dentro del argumento como la Parca y Azar. La impresión que me transmite la novela es que la autora ha querido juntar muy buenas ideas, pero que luego las ha llevado a buen puerto a trompicones. Podría haber sido un libro maravilloso y se ha quedado en un libro fuera de lo común, sí, pero nada espectacular.

Sin duda, en mi opinión lo más destacable son las enseñanzas que transmite y las pequeñas "lecciones de vida" diseminadas por toda la obra. En una sociedad tan superficial como la nuestra, es un soplo de aire fresco leer que características como la valentía, el coraje, la inteligencia y el hambre de conocimiento son mejores que simplemente ser guapa, que es lo que la sociedad espera de ti. Que por mucho que ser guapa te abra puertas, siempre habrá más valor en la forma de ser de una persona, no en su físico, y que no formar parte del canon estético no significa irremediablemente que no puedas encontrar a nadie que te quiera o que te aprecie por otras virtudes menos físicas. En este sentido, es un libro que he disfrutado porque no está mal que, de vez en cuando, recordemos estas cosas.

Aunque me esperaba más de Hermanastra, la originalidad y la enseñanza que transmite me han gustado mucho, y solo por eso os animo a darle una oportunidad.

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