Cerca del Museo de Historia Natural de París vive una pequeña familia. Marie-Laure quedó ciega siendo muy pequeña, pero gracias a la ayuda de su padre aprende a defenderse reconociendo maquetas que este le construye. Debido a la ocupación nazi, ambos huyen a la ciudad amurallada de Saint-Malo, llevando consigo la más preciada y peligrosa joya del museo donde el padre trabajaba. Paralelamente, en una ciudad minera de Alemania, un joven huérfano crece junto a su hermana, siempre escuchando a escondidas una radio encontrada. Las Juventudes Hitlerianas, conocedoras su talento con los aparatos radiofónicos, no dejarían escapar a Werner. Siguiendo al ejército alemán, este joven deberá cruzar el corazón de la guerra. En la última noche antes de la liberación de Saint-Malo, los caminos de Marie-Laure y Werner, destinados a ser inocentes enemigos, se encuentran. A quien no le guste la literatura bélica, que deje a un lado su convicción para leerse esta maravilla. Una novela sencilla, tranquila, desgarradora y paradójicamente alegre, apta para todo el mundo. La evolución de sus jóvenes protagonistas trasciende los horrores de la guerra. Saltando de uno a otro, los cortos capítulos te permiten conocer la vida diaria de cada lado: Francia y Alemania, dos polos opuestos en la II Guerra Mundial. Con guiños a clásicos como Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne, que Marie-Laure aprende a leer en Braille; la emoción de la contrariedad humana plasmada en la clandestinidad de escuchar una radio; y un toque de magia oculta en esta misteriosa piedra, esta obra se ha merecido el Premio Pulitzer 2015, el Andrew Carnegie Medal de novela de la ALA y estar entre los diez mejores libros del año según The New York Times, entre otros logros. |