Ahora ya no me quedaba nada, yo misma era la más ligera de todas las cosas. El destino podía encargarse de mí
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Ahora ya no me quedaba nada, yo misma era la más ligera de todas las cosas. El destino podía encargarse de mí
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Yo guardé silencio porque pensé que la bondad de las mujeres es todavía más efímera que su belleza
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La silueta de la montaña fue borrada y nivelada lentamente por la mano de la distancia
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises