Ellos

-Ahora es inofensivo. -La tendera se refería a mi nuevo vecino-. Lo vaciaron -me susurró y, con satisfacción, exclamó-; ¡Ni un recuerdo le queda!

-No debemos olvidar nunca -dijo Russell-. Yo lo tengo en mente todo el tiempo. Así estoy vigilante siempre. Me ayuda a moverme más rápido, saber que el peligro está ahí. Es cuando intentas olvidar cuando empiezan los problemas. Así es como se acercan, aprovechando esos momentos de descuido.
-¿Estás diciendo que tengo que recordar?
-Hasta el último detalle. Lo que sabes se convierte en protección.

Era importante hacer planes de futuro. Cualquier tentativa de rendición suponía entrar en su juego. Lo que ellos querían era la inacción.

Representamos un peligro. El inconformismo es una enfermedad. Somos posibles fuentes de contagio. Nos ofrecen oportunidades de… (…) de integrarnos. El rechazo queda documentado como una respuesta hostil.

—¿Y cuando todo el dolor y los sentimientos se evaporan?
—Entonces pueden salir. Están curados… de identidad.

Hola, amor«, decía todos los días, cada mañana. Un saludo al espacio y al tiempo. Un ritual. Para no perder la práctica. Siempre era posible que, a través del espacio y del tiempo, alguien pudiera oírlo.

Me permití el lujo de romperme completamente en pedazos durante cuarenta y ocho horas, atravesando el tiempo como una persona demente, inundando la cabeza de antiguos recuerdos, llorando metafóricamente ante el muro de mi pérdida.

-¿Y se la llevarán a...? -dije dudando.
-A una de las torres, sí -contestó Tim-. A las torres de la tristeza para los que rehúsan renegar. El amor es antisocial, inadmisible, contagioso.... -Tim sonreía con una mueca-. Supone comunicación. La tristeza por el amor perdido es la peor ofensa, enjuiciable. Sugiere que el amor tiene valor, que conlleva comprensión, generosidad, felicidad.