El fantasma y la señora Muir

La de Lucy Muir y el capitán Gregg es una historia corta y entrañable, a caballo entre el romance y la fantasía, con toques de humor. Es reconfortante encontrar un libro que consiga ser tierno sin caer en clichés, o que sea ligero y entretenido sin llegar a pecar de frívolo.

Huraño pero de buen corazón, el capitán Daniel Gregg es el fantasma que embruja Gull Cottage, y probablemente el personaje más memorable del libro. En muchos sentidos es opuesto a Lucy Muir, la protagonista y nueva dueña de esta casita en un pueblecito costero inglés. Lucy es un personaje que me ha generado sentimientos encontrados: aunque intenta superar su carácter tímido y dócil para ser más asertiva, en muchas ocasiones me ha seguido pareciendo demasiado influenciable. Supongo que se la puede considerar una mujer decidida para la época, pero un lector contemporáneo detectará un desequilibrio de poder bastante sexista en su relación con los personajes masculinos.

En algunos momentos, El fantasma y la señora Muir cae en un sentimentalismo excesivo (especialmente durante la segunda parte, en la que la protagonista sufre el clásico enamoramiento exprés y desproporcionado). La historia salta a través de las décadas de una forma que a veces resulta un poco precipitada, hasta un final que no por predecible deja de ser conmovedor.

Una novela agradable y amena, que se lee rápidamente y que aunque está lejos de ser perfecta, resulta una lectura sencilla y que deja un buen sabor de boca.
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