Fortuna

No sé si sabré hacer esta reseña. ¿Cómo motivar su merecida lectura? ¿Cómo contar lo imprescindible para que, para cada lector, sea una exploración personal? Hernán Díaz lo ha puesto difícil.

Lo primero que impacta es no saber a dónde vamos a llegar. Para explicarlo, os hablaré de que esta obra está dividida en cuatro secciones, por orden: Una "novela" dentro de la novela. Una "autobiografía". Unas "memorias" que se mueven casi a ritmo de thriller. Y, terminamos con un "diario". Como veréis cuatro géneros literarios muy distintos. Y, cómo no, un estilo narrativo para cada género. Desde la prosa, en tercera persona y decimonónica de la "novela", con una estructura convencional, que a algunos evoca la de Edith Warthon, a la modernista Milfred en sus "diarios" personales. Toda la estructura se sustenta en Mildred: un fantasma consistente que le da sentido a la trama.

La consecuencia directa de todo esto son diferentes versiones, o perspectivas, de la misma realidad, adaptadas al personaje que la transmite. Hay con ello una intencionalidad clara de poner sobre la mesa esa línea desvaída que separa la realidad de la ficción. La verdad como territorio subjetivo. Y la objetividad, como la verdad ficticia que cada uno esté dispuesto a creer.

Un escritor de cierto renombre escribe la historia de un gran magnate estadounidense, un prohombre, y de su esposa, tras el crack de 1929. Sobre los movimientos financieros que le procuran una fortuna casi incuantificable. Sobre su capacidad para influir decisivamente en las grandes crisis económicas y beneficiarse de ellas. Sobre la ética del gran capital y los vaivenes ficticios que se producen en el mercado financiero, muchos basados en valores tan subjetivos como el miedo o la confianza, el riesgo o la inacción. También sobre las relaciones de poder. ¿Y su mujer?, os preguntaréis. Pues desempeñando el papel ornamental que le corresponde: a la sombra, a un nivel social meramente representativo pero no intervencionista. Con labores de beneficencia o mecenazgo. En el diminuto espacio que deja este superhéroe del capitalismo salvaje y también el convencionalismo social impuesto.

Pero el magnate, insatisfecho de lo que de él y su mujer proyecta la "novela" publicada, con la distorsión comercial e interesada de algunos hechos, surge con una voz autoritaria, soberbia y narcisista, para trasladarnos una versión dulcificada e interesada y algún giro de guión más que interesante. Querrá que su secretaria transcriba esta nueva historia.

En sus "Memorias", esta secretaria personal, lejos de ser una mera taquimecanógrafa que trabaje al dictado de su jefe, se cuestionará la realidad y tratará de construir un relato más cercano a la verdad al descubrir las incongruencias del dictado y el hallazgo del "diario" personal de la esposa del magnate.

Finalmente Mildred, la esposa, en un giro inesperado de la historia, nos desvelará hechos con los que el lector podrá construir su propio relato. Sí, el lector está llamado a completar un puzzle con su propia versión.

Tan original Hernán Díaz en cuanto a la estructura narrativa, como original es también la temática, en la que la literatura no parece haber encontrado su particular filón.

Me ha parecido una novela técnica y narrativamente impresionante, casi perfecta, con una trama muy interesante que, sin embargo, intuyo no será del agrado de paladares más generalistas ni de los que gusten de una literatura más triturada que facilite su digestión.

Confío en que la leáis para tener criterio y que descubráis la enorme cantidad de capas que esconde. Difícil hacer una reseña a su altura, confieso.

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