Pecados de desear y despreciar, de incitar y castigar, de no dar y el peor de todos: traicionar
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Pecados de desear y despreciar, de incitar y castigar, de no dar y el peor de todos: traicionar
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Siempre he tenido a las meretrices como madres huérfanas, medioángeles sueltos por el mundo para alegrar el corazón de los hombres machos, conjuradoras de soledades, dispuestas a brindar a cualquier hora, y a quien fuera, el perfume de su misericordia.
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El mestizaje no es únicamente un alboroto de sangre: también una distancia dentro del hombre, que lo obliga a avanzar, no sobre caminos, sobre temporalidades. Todo se va trabajando al revés de los otros. ¿De cuáles otros? Ahí está la cuestión. Todos son los otros. Uno es el mestizo, el distinto.
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Lo que la vida quiere de uno es el valor. Con las cobardías viene la muerte.
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¿Tanto muda el hombre de gusto y de parecer que de la noche a la mañana se vuelve un lastimero de amarras, hecho de despedidas?
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El agua no tiene sinembargos, se va en limpideces. ¿Ónde se ha visto un agua que no sea más rápida que el hombre? La tierra lastima los talones del que no tiene caballo y obliga a que la pisen palmo a palmo.
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Gregorio Samsa es un ...