Yo soy adila

[…] se tienen que quemar los libros, no se pueden ver películas ni oír canciones extranjeras, las mujeres no pueden enseñar su rostro y, sobre todo, las niñas no pueden ir al colegio.

La maestra no habla de su hija, Dino que empieza a contar una historia. […] Es la historia de una niña que se llama Malala.

Ha escuchado lo que dicen sus padres: “Es inútil que Adila vaya al colegio. Ya sabe leer. Estará más segura en casa con nosotros”.