El libro va de que en EEUU de repente a las mujeres las quieren hacer callar, poniéndoles un contador/brazalete en la muñeca y solo tienen 100 palabras al día, con una descarga eléctrica progresiva si superan las palabras diarias. Una neurolingüistica es la protagonista y nos cuenta la historia en primera persona. ¿Os imagináis tener 100 palabras al día como límite? Creo que a las 8:30 de la mañana ya me las habría cargado... Creo que lo que más me ha tocado la fibra es ponerme en su lugar cuando miraba a su hija y veía el futuro que le deparaba y lo que estaba asimilando esa niña como normal. Además de los sentimientos encontrados con respecto al hijo mayor. de siempre me ha interesado el estudio del lenguaje, el cerebro, afasia... y esa parte me ha gustado bastante del libro. Aunque llegue un momento que parezca un poco surrealista la investigación, así como ciertas cosas que de repente son increíbles y parece ciencia ficción completamente (no puedo decir por qué para no desvelaros nada). Los capítulos son muy cortos, y se avanza bastante rápido. Ha sido diferente a otros libros en el sentido de las vueltas que tienen los personajes que en un momento empatizas con ellos, en otros les odias y en otros no sabes si llevártelos a casa... Lo malo del libro es cómo divaga la protagonista, pensando en y si este hace esto, puede pasar esto y pasaría esto y esto y entonces pasaría... pero al final no pasa, puedo estar tranquila por ahora. Esta voz de machacona de ella nos ha taladrado durante páginas y creo que hace perder fuelle a una historia que en principio era bastante buena. También he de decir que hay frases que no se entienden, que parece que están sin terminar y algunas palabras sueltas, problema de falta de revisión y traducción, supongo. Cuando ves al final que está novela se escribió en dos meses, entiendes muchas cosas. |