Voz

Este es el segundo libro que leo de esta autora, de nuevo una novela distópica pero en esta vez la premisa cambia respecto a IQ: aquí, las mujeres tan solo pueden decir 100 palabras al día.

Personalmente disfruto mucho de las distopías y esta partía de una trama que me resultó novedosa y me causó mucha curiosidad antes de comenzarla. Además, viene cargada de aspectos tan aterradores como es una sociedad machista, homofóbica y violenta en la que la mujer queda totalmente ignorada y menospreciada, al igual que todo lo que se sale de lo “normal”, lo que me ha generado muchas reflexiones y me ha estremecido en más de una ocasión. Sobre todo, porque muchas ideas que se plantean no son tan diferentes a las de la mentalidad del pasado y, por desgracia, algunas situaciones que se muestran realmente no son tan lejanas ni inverosímiles.

De nuevo, la narración es ágil y sencilla, y sabe transmitir al lector los sentimientos de la protagonista, sus miedos, sus frustraciones y su deseo de rebeldía. La historia tiene mucho ritmo, en la primera parte la lectura se hace muy amena porque quieres saber todos los detalles de cómo es la vida en esa horrenda sociedad y cómo se ha llegado hasta allí y la segunda mitad también se lee muy rápido porque los hechos vas escalando y la intriga y la tensión aumentan.

Creo que si os interesan las historias distópicas o del estilo de El cuento de la criada, esta también os gustará (aunque en mi opinión, no llega a ser tan dura ni escalofriante). Es un libro muy original, que os provocará un nudo en el estómago pero también os entretendrá hasta la última página.
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