Mis pantalones están hechizados

Jim Benton, el autor, trata de moralizar a los jóvenes lectores sobre la necesidad de no crear, o marcar, estereotipos que puedan dañar a los demás. Y, también, de la importancia de conocer a las personas para poder hablar sobre ellas sin levantar calumnias o crear bulos complicados de eliminar.
Desde el principio de la lectura el autor resalta el valor de la intimidad para las personas, también en los niños y las niñas de la casa. Ésta es valiosa porque genera en el joven una sensación de confianza, que a su vez propicia que vaya subiendo su autoestima y seguridad en sí mismo. Pero todo ello tiene que estar perfectamente controlado por los padres para que el niño no se crea el dueño de todo y, por consiguiente, se convierta en un pequeño dictador. Además, también hace que el niño/a consiga desarrollar su creatividad a través de sus aficiones sin estar condicionado por los adultos.
En segundo lugar, enseña que el mundo de los niños y niñas, en especial en el entorno escolar, está lleno de una gran dureza, tanto psicológica como física. Esto hace que, a su manera, estén sometidos a una gran presión social para no sufrir bullying o acoso por parte de sus compañeros, así como por tener que alcanzar las metas que su padres les marcan. Esta presión social en estas edades tempranas se marca el carácter y futuro de los pequeños. Esto se ve en la manera que tiene el autor de hacer cambiar a los personajes su forma de ser. Y al valor exacerbado que le confieren al físico, que no es lo más adecuado en estas edades.
También hace, o intenta hacer, comprender a los jóvenes lectores que no es bueno culpar a alguien de nada sin tener pruebas contundentes sobre quién lo hizo de verdad, ya que con ello lo único que se consigue es terminar enemistándose con la persona a la que se culpabiliza, además de hacer a esa persona pasar por situaciones que le marcaran psicológicamente.
Igualmente, señala el valor de la amistad para afrontar los problemas del día a día con más confianza, y ayuda. de la misma manera que, aunque de forma diferente, pone de relieve la importancia de tener confianza en los padres, además de respeto.
Personalmente me parecen interesantes los valores que trata esta lectura para los niños y niñas a los que va dirigido. Es una lectura divertida y muy recomendable para los jóvenes a partir de 8 años.