El show de las marionetas

Tengo una suegra lectora y estoy encantado con ella. Jamás pensé comenzar una reseña con esa frase, pero lo he hecho porque gracias a ella llegué a El show de las marionetas.

Le suelo dejar libros (cuatro o cinco a la vez) y ella, que lee a buen ritmo, me los va devolviendo uno a uno. El caso es que de vez en cuando me compra alguno. “Que de verdad que no hace falta, que yo te los dejo de mil amores” le digo, pero a ella le hace ilusión... Me compró Verano negro de M.W. Craven sin saber que se trataba del segundo de la saga del detective Washington Poe.

Comida familiar. ¿Cómo llevas Verano negro? Aún no lo he empezado. Mientras tanto apunté El show de las marionetas en mi wish list para un amigo invisible a distancia de libros que haré con unos amigos en Navidades.

Siguiente comida familiar. ¿Has empezado ya Verano negro? Y ahí confesé que estoy esperando a conseguir El show de las marionetas porque es el primero de la saga.

Siguiente comida familiar. Me regaló El show de las marionetas. Detallazo.

En la siguiente comida familiar le diré que El show de las marionetas me ha gustado muchísimo, que no tiene altibajos y el interés se mantiene en todo momento, que plantea algunos dilemas morales con los que reflexionar, que me sentí una marioneta en manos del autor y de “el hombre inmolación” porque el final no lo vi venir y que la historia tiene dos grandes protagonistas: el carismático Washington Poe y Tily Bradshaw. Hay que querer a Tily Bradshaw…

Le dejaré El show de las marionetas a mi suegra, cruzaré los dedos para que en el amigo invisible no me llegue, leeré Verano negro y os contaré por aquí qué tal. Qué tal con el libro… porque con mi suegra ya sabéis que es lectora y que estoy encantado con ella.