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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
14 August 2020
Hace unos meses os traje Amores contra el tiempo, libro de no ficción publicado en 2018 donde la periodista Dolores Conquero recopilaba diversos romances de muy diversas épocas con un denominador común: que, en la pareja, la mujer era bastante mayor que el hombre. El año pasado la autora decidió autopublicar Soñé en La Habana, historia en la que se repite la misma tónica de diferencia de edad entre la mujer y el hombre protagonistas aunque ya desde un punto de vista novelado, con el telón de fondo de la Habana y el aliciente de explorar la realidad que se esconde detrás de las relaciones sentimentales que establecen turistas de todo el mundo con ciudadanos cubanos cuando acuden de visita a la isla.

La historia comienza con Alicia de turismo en Cuba acompañada de su hija. La última noche en La Habana antes de volar a España se va a pasear sola y conoce a Yodiel, un cubano mucho más joven que ella, muy pobre pero también muy atractivo que le hace sentir cosas que hacía mucho tiempo que no sentía. Y cuando ya está de vuelta en Madrid, Alicia lo tiene claro: va a luchar por esa relación cueste lo que cueste y opine lo que opine la gente. Es entonces cuando comienza una vida alternativa a su rutina habitual, esa en la que absorbe todo lo que puede sobre Cuba, ya sean libros, música o cine, al tiempo que mantiene contacto con Yodiel ya sea por teléfono o, sobre todo, por email, y planea sus viajes (varios a lo largo de la novela) de vuelta a la isla mientras lleva las maletas cargadas de regalos y de ilusiones. Pero Alicia no es una ingenua: está enamorada de Yodiel, Yodiel le dice que está enamoradísimo de ella, pero también sabe lo que se cuenta sobre estos cubanos que solo están por interés con las turistas y no baja la guardia en ningún momento, atenta a cualquier detalle que le dé pistas en uno u otro sentido.

Soñé en La Habana es ante todo un libro sobre el camino que recorre la propia Alicia, una mujer que acaba de salir de un divorcio, que ya tiene una hija adolescente, y que vive una vida rutinaria en Madrid que salta por los aires cuando no solo se enamora de Yodiel, sino también de Cuba. Allí es ella misma, no tiene que guardar las apariencias, no tiene que estar pendiente de si alguien conocido le ve hacer algo inapropiado, no tiene una imagen que conservar en formol. Soñé en La Habana es uno y mil viajes a Cuba (la que visita el turista y la que solo conoce y disfruta quien de verdad quiere adentrarse en ella), pero también es el viaje de Alicia hacia el descubrimiento de su propio yo, ese que perdió en el camino del matrimonio, la maternidad, la profesión y la vida marcada con regleta. Alicia se descubre (y se nos descubre) mientras pasea por Cuba, nos habla como Cuba y nos muestra todas las caras de Cuba, que son unas cuantas (y además yo creo que se nota que la autora conoce muy bien el país, sus gentes, su forma de hablar...). A mi parecer el amor en esta historia tiene muchas vertientes y va más allá de la relación entre Alicia y Yodiel, tal y como se demuestra con el avanzar de las páginas.

Pero Soñé en La Habana es también una novela de misterio, porque desde el momento en que Alicia conoce a Yodiel, tanto la protagonista como el propio lector se preguntan qué hay de cierto en los sentimientos que tan profusamente prodiga y expresa el cubano. ¿Está de verdad tan enamorado de Alicia como dice o solo quiere aprovecharse de ella? ¿Es un jinetero aunque no lo parezca (cubano que vive de los turistas, no del turismo... a buen entendedor...), o Alicia hace mal en desconfiar y tener siempre abierta la ventana a esa posibilidad? Alicia bucea y bucea en internet buscando las experiencias de otras mujeres que, como ella, han pasado por este trance, y las perspectivas son bastante desoladoras. Aun así viaja a Cuba cada pocos meses, disfruta de cada minuto que pasa con Yodiel (y con su gente cuando se tercia), pero está atenta a cada comentario, a cada respuesta, a cada cosa que observa... Ama, disfruta, se siente viva y libre, pero también tiene muy claro que a ella no se la van a dar con queso, y esa dicotomía, ese tirarse a la piscina feliz y sin prejuicios pero sin soltar el flotador, marca todo el compás de la historia dándole una pátina de suspense que yo creo que le da el contrapunto ideal y necesario a la crónica de autodescubrimiento de la protagonista.

Alicia como narradora no da pie a falsas conjeturas ni intimismos introspectivos que se pierden en divagaciones. Es clara y directa como una flecha, sin ambigüedades ni falsos pudores. Te dice en todo momento lo que se le pasa por la cabeza, ya sea paseando por el Malecón o teniendo relaciones sexuales con Yodiel. Tira en algunos momentos de humor e ironía sutil y sus dudas, sus momentos de felicidad, sus incursiones investigadoras o la impresión inmediata que le causa cualquier situación son narrados sin intentar mangonear ni manipular emocionalmente al lector. Simplemente quiere contar su viaje por esta montaña rusa que supone Yodiel y quiere que le acompañes, y más que marcar distancias yo diría que es la narración de quien cuenta algo que pasó hace tiempo, algo que tiene más que asumido y controlado y que ya puede verbalizar sin que las emociones se interpongan en su camino. Algo en plan siéntate que te voy a contar lo que pasó, sin guardarme nada dentro, abierta en canal pero con la serenidad y el aplomo que dan el paso del tiempo. Y eso hace.

Como nota curiosa, me ha parecido muy interesante cómo juega la autora con la identidad de la protagonista de su novela. Leyendo lo que cuenta Alicia sobre sí misma a lo largo de toda la historia da la sensación (en muchas, muchas ocasiones) de que es un alter ego de la propia Dolores Conquero, a lo que se suma que en el prólogo de Amores contra el tiempo ella misma confesaba que el interés por las relaciones sentimentales donde una mujer es mayor que el hombre nació precisamente de una relación que ella misma tuvo con un hombre más joven (no da más detalles salvo que fue una historia preciosa que terminó por diversas circunstancias). Así que al lector no le queda otra que preguntarse si esta novela tiene tintes autobiográficos y, si los tiene, qué aspectos podrían estar basados en hechos reales y cuáles serían puramente ficticios... en definitiva, el lector (yo, al menos... tampoco voy a generalizar, que lo mismo tengo imaginación de más xD) se pregunta el motivo por el cual muchas veces persiste la sensación de que estamos leyendo sobre Dolores en boca de Alicia. Lo dicho, interesante, inteligente y muy bien planteado por parte de de la autora, sea todo totalmente ficticio o no, sea un juego literario planteado por la autora o no. A mí personalmente me ha gustado mucho este aspecto de la novela, le da un toque de misterio extra al de la historia propiamente dicha.

Creo que la peculiaridad de una novela como Soñé en La Habana es que probablemente nunca sea lo que el lector espera encontrar al abrir sus páginas. Da igual lo que se intente explicar sobre ella que seguirá siendo una sorpresa ya no solo por el contenido en sí mismo, sino por la forma de contarlo y por la visión que da sobre el tema que aborda. Un libro muy valiente por parte de Dolores Conquero sobre un tema que dudo se haya tratado en profundidad (y cantidad) en la literatura.

Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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