Yo, Tituba, la bruja negra de Salem

A partir de la recreación de unas memorias imaginarias, la escritora originaria del Caribe francés, Marysé Condé, recupera la figura de Tituba, la cara menos visible de los juicios de Salem, una mujer real que en el fondo desempeñó un papel fundamental en los procesos por brujería entre 1962 y 1963, por mucho que su paso por la ciudad fuera solo un episodio más, aunque decisivo, en su historia.
Tituba, de condición esclava, de origen exótico, caribeño y criada por una curandera, tenía todos los números para ser una de las primeras sospechosas de practicar brujería en un mundo que relacionaba a la raza negra y a la mujer con la maldad y como la encarnación del pecado, un mundo abocado a la superstición, la histeria y las rencillas y ambiciones vecinales. Y con todo, en ciertos momentos, la solidaridad, el lazo de unión entre las mujeres europeas, indígenas y africanas oprimidas es muy patente.
«Yo Tituba, la bruja negra de Salem» es una novela publicada en 1986. Según algunos se distancia de la novela histórica tradicional porque ficcionaliza la voz de un personaje real, haciendo un enorme ejercicio imaginativo e inventándose parte de su historia. Pero eso lo hacen todas las novelas históricas al fin y al cabo. Toda novela histórica no es más que una ficción. Lo que está claro es que es una novela fresca, reflexiva, incluso lírica, que dota a la voz de Tituba de ironía, rebeldía y pasión.
La brujería y las manifestaciones demoníacas se muestran en la novela como episodios de histeria de unas niñas y unas mujeres que viven oprimidas por una sociedad patriarcal para la que todo lo relacionado con la carnalidad es pecado.
Aborda el tema del racismo, el colonialismo, el puritanismo y en definitiva la misoginia, reflexionando especialmente en torno a lo que significaba ser una bruja.

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