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Siguiendo la estructura de un cuento, pero más extenso y con un punto más de profundidad, nos adentramos en este libro que debería resplandecer por la magia que desprende. Sin duda, la magnífica cubierta le hace justicia a la historia preciosa que encontramos en su interior. Es uno de esos libros que lees con una sonrisa perpetua en el rostro, con el corazón rebosante de ternura y con una chispita de nostalgia, pues invita a revivir a tu niño interior. Es una lectura ágil, tanto por su estructura como por su lenguaje, sencillo, que recuerda al de novelas de corte infantil-juvenil. En mi opinión, este libro se encuentra en el limbo entre ambos mundos, pudiendo encajar tanto a jóvenes como adultos, con un entorno algo infantilizado, pero con varios mensajes escondidos que sólo una mente adulta podrá captar. La trama es bastante simple, lineal y ligeramente previsible, pero está repleta de enseñanzas y mensajes reivindicativos, algo que yo considero de gran importancia, en especial en este tipo de novelas que tienen un target más joven y que todavía es muy susceptible a los estímulos externos. El papel de la mujer, los roles masculinos y femeninos, la corrupción del poder, el verdadero valor de la justicia, el concepto del bien y del mal... son ejemplos de algunos de los muchos temas que se tocan en esta historia. Merece la pena dedicarles unos instantes de reflexión. Un libro que invita a soñar, que nos habla de la bondad y la maldad de los corazones humanos, que nos muestra el poder de la inocencia infantil y que nos demuestra que existen muchas maneras de afrontar y superar nuestros problemas. Una historia que será una delicia para los más pequeños de la casa y que despertará un batiburrillo de emociones en los adultos. |
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