Un verano en una playa de la Bretaña, tal vez el último de la inocencia infantil para Vinca y Phil, asediados por la dama de blanco (un curioso personaje, trasunto tal vez de la propia autora). Todos sabemos que Sidonie-Gabrielle Colette era una audaz pionera, reina de la independencia, provocación y empoderamiento con una trayectoria personal que pasando por múltiples escándalos la llevó a presidir la Academia Goncourt y merecer un funeral de estado. En este libro se aleja de sus primeras obras (la un tanto tosca serie de Claudine, el pastiche de Chéri, entre otras) para escribir una muy poética narración en que se apropia de modo personal y logrado de los avances vanguardistas, sobre todo de los poetas contemporáneos: un lenguaje audaz y trabajadísimo (que a mí me harta un poco, la verdad: esos puntos suspensivos...) con alambicadas y sorpresivas metáforas y comparaciones aunque tal vez lo más destacable sea la sempiterna presencia de la naturaleza, que enmarca con maestría los sentimientos, las miradas, las pulsiones de los protagonistas. ¡Atención! No llega a hacerse pesada (es bastante breve) y aunque la indecisión y desconcierto de los jóvenes la sumerja un poco en esa marea baja cenagosa y bullente de pequeños crustáceos, siempre encuentra un nido entre las rocas, protegido por las aliagas, un grato sabor a sol y a sal en la piel dorada. |