 |
Vinca y Philippe son amigos desde siempre y, como todos los veranos, las dos familias se unen en un pequeño pueblo costero de Francia para pasar juntos las vacaciones. Ambos pasan los días en la playa y bañándose en el mar, sin embargo, este año los dos notan cosas diferentes a años anteriores. Ya no son un par de críos que se conforman con reír y jugar juntos. Son dos adolescentes cuyos cuerpos están cambiando y sus curiosidades de ahora nada tienen que ver con las de antaño. Con este libro, Colette nos hace ver la evolución que experimentamos cuando pasamos de la niñez a la adultez, reflejando entre sus páginas esa efervescencia adolescente tan característica y esos inicios, donde nos damos cuenta de que ya no somos los mismos de antes, y que tanto nuestro cuerpo como nuestra mente han sufrido un gran cambio. La autora retrata la magia de las primeras veces de una manera dulce, sin llegar a herir sensibilidades. Aunque en ocasiones Vinca me ha resultado un tanto pesada, no he podido evitar sentirme identificada en algún momento con ella, con esos sí pero no, con esos cambios bruscos en las decisiones que toma. En el caso de Phil, nos ha adentrado de lleno en los pensamientos de un adolescente, que quizá para mí ha llegado a la edad adulta precozmente, a manos de la señora Dalleray. Hay de hecho una parte en la historia de éstos, en los que no me queda claro lo que llega a pasar. Pese a todo, me quedo principalmente con una historia donde, aunque no se llega a contar mucho, a los personajes les pasa de todo. Es para mí una concentración de emociones, cambios y sentimientos, perfectos para hacer de este libro una gran aventura de verano. |
>
