—¿Sin arrepentimientos? —preguntó agitado, negué con la cabeza. —No —gemí y lo besé yo esta vez. |
—¿Sin arrepentimientos? —preguntó agitado, negué con la cabeza. —No —gemí y lo besé yo esta vez. |
Nadie merece no ser recordado.
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Me hundí en el abismo de aquel beso y me olvidé por completo de mi existencia.
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La mente y el corazón eran traicioneros cuando se aliaban.
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Cuando ocurren situaciones inverosímiles en la vida y no sabes por qué mierda sucedieron, no te queda otra que aceptarlo, seguir con la cabeza en alto y fingir que nunca pasó.
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[...] para el amante es fácil, pero para la víctima es como un cuchillo hirviendo saber que la persona que amas se está entregando a otra.
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—Por favor, no dejes que te haga daño —pidió casi como una orden. Parpadeé sin dar crédito a lo que escuchaba—. No dejes que te rompa, que te disminuya. Eres mucho más valiosa de lo que ella cree. De lo que tú crees. No dejes que arruine lo bueno que hay en ti.
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Podía sentir la distancia a pesar de la cercanía de nuestras manos.
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Y cuando las cosas son perfectas, no necesitan nada más.
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[...] creo que lo más llamativo eran sus ojos. Los tenía oscuros, ni siquiera sabía si era un café muy oscuro o si sus pupilas estaban muy dilatadas, pero había una chispa en ellos que lo hacía parecer como si supiera algo de ti que tú no.
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¿En que trabaja Kote?