La otra madre: y otros relatos fluffy

Maravillosa sorpresa esta pequeña antología de la recién naciente editorial @beetruvian, rescatando a una de las voces femeninas referente en su época, que ha quedado como tantas veces relegada al olvido. Fue Lucy Clifford una mujer muy prolífica, que abarcó diversos géneros de escritura y se codeó con todo el mundillo literario de finales del siglo XIX y principios del XX, conociéndosele grandes amistades como Henry James, Conan Doyle, Kipling, George Eliot o Virginia Woolf.

La otra madre, su obra más importante, recoge una serie de relatos cortos de diversa temática enfocados al mundo infantil, pero con un pequeño halo de irrealidad, magia o elementos sobrenaturales que pende turbiamente sobre ellos. No estamos hablando de terror, es esta una lectura apta para todos los públicos, pero sí es cierto, que son relatos que nos pueden dejar cierto grado de inquietud en el alma, tanto por la temática de las historias en sí, como por los valores o miserias humanas que nos muestran.

La antología combina relato con alguna pequeña poesía, conjuntando ambos géneros en una deliciosa ambientación infantil y gótica, donde la inocencia, los primeros temores y el amor en todas sus vertientes, dotan a los relatos de una ternura que me ha hecho revivir aquellas historias contadas a la luz de la lumbre por los abuelos. Levemente conectados entre sí, los relatos se convierten en delicadas fábulas moralizantes con mensaje, un auténtico viaje a la infancia.

La otra madre, el relato que da nombre a la novela es soberbio, sirvió de inspiración en su día a Neil Gaiman para escribir su famosa Coraline y acercarnos ese concepto de madre turbia que tantos desasosiegos ha generado al mundo infantil. Sin embargo, hay varios relatos más que me han parecido igualmente sobresalientes, Las piernas del bebé o El pez de juguete, sin tener apenas elementos sobrenaturales en su texto, me han estremecido y clavado un aguijón de dolor.

Un lectura muy curiosa y agradable. Como indica el subtítulo, relatos fluffy, “esponjosos”, tiernos y con un toque de inquietud leve, que recuerda a los temores más lejanos de nuestra más dulce infancia. Una sorpresa deliciosa que os recomiendo saborear.