El psicoanalista

El psicoanalista' ya tiene la fama de ser uno de los mejores thriller jamás publicados, y no lo digo yo, lo dice la fama que ha arrastrado a lo largo de los quince años (Se dice pronto) que han pasado desde su primera publicación. Ahora, sin embargo, vuelve en ésta edición especial aniversario donde han decidido nada más y nada menos que incorporarle ilustraciones. Y diréis... ¿Funciona eso de ilustrar un thriller? ¿Aporta algo nuevo a la narración? Yo tampoco lo tenía muy claro, aunque ya conocía el estilo de Alejandro Colucci por sus anteriores trabajos (Especialmente por diseñar las portadas de la saga 'Los caminantes', de Carlos Sisí, y otras tantas para Anne Rice, Robin Hobb o James Elroy entre otros). La elección era perfecta. ¿El resultado? Sin duda un digno homenaje para ésta edición que logra aumentar el cautivador poder de su contenido.

Ricky no podía ni imaginar cuánto se iba a complicar su vida desde que recibió aquella carta anónima, ya sólo vivía fantaseando con las vacaciones que iniciaría en apenas unos días... pero al parecer alguien de su pasado le guarda un terrible rencor y ha decidido devolverle la jugada, iniciar una partida donde la única escapatoria la impone su maquinaria favorita: La mente.

Acompañado de esas ilustraciones que tan bien han logrado recrear algunos de los momentos más emblemáticos de la historia, Ricky se ve atrapado en una telaraña de engaños donde la única escapatoria parece ser el suicidio. Pero eso, por supuesto, sería demasiado fácil. Sucumbir a lo que su anónimo perseguidor desea parece un final poco acertado para alguien con tanto que decir.

La novela está repleta de guiños y homenajes a diferentes autores y novelas, parte del amplio conocimiento cultural del protagonista y de su posterior proceso de documentación para tratar de ser mucho más fuerte y rápido que el asesino que lo acecha. Como ya hemos dicho, el arma que emplean ambos hombres para tratar de sobrevivir es la mente y los juegos psicológicos, tanto que en ningún momento necesitan establecer contacto físico para arrastrar al otro hacia la muerte. Para empezar, el asesino escoge un nombre en clave bastante peculiar y acertado a su condición: Rumpelstiltskin, el perverso duendecillo que entre muchos otros popularizaron los hermanos Grimm. Os fascinaría saber de qué manera y con qué seudónimo le planta cara Ricky, pero soy de las que disfrutan sorprendiéndose a medida que la historia avanza... así que no quiero adelantaros nada que pueda estropear su fantástica evolución, tanto en la trama como en sus personajes. Quizá ahí resida su fama. Es un thriller imprevisible y repleto de giros, de los que te obligan a querer saber pero te niegan la respuesta una y otra vez.

Si lo tuyo es el thriller, el suspense o la novela negra y aún no has tenido el gusto (Lo será) de leer ésta novela, creo que es el momento perfecto y ésta es la forma más acertada de homenajearla, porque la experiencia no podría ser más fascinante. Las ilustraciones van acordes con cada momento, te relatan lo que está pasando con mayor poderío si cabe que las descripciones de Katzenbach. Jamás hubiera imaginado que un thriller pudiera ser ilustrado o que el simple hecho de planteárselo tuviera sentido, pero vaya si lo tiene. Es coger algo bueno y hacerlo aún mejor.

Si hay alguna razón por la que el libro en papel siempre será muy superior a cualquier libro digital, además de su olor (Sí, sé que no soy la única que lo piensa), del placer de pasar las páginas... es por libros como éste, en los que zambullirse en su lectura es un ejercicio casi literal, donde no sabes qué aparecerá en la siguiente página, donde el perseguido y el perseguidor se echan un incansable pulso que no acaba, que sigue, que engancha, que sorprende, que atrapa... donde la historia y el escritor han inspirado escenarios de los que será difícil dejar de hablar.
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