30/04/2020
«Me gustan los abrazos, disfrutar, respirar (...) los templos sin puertas, sentirme conectado sin tecnología, mirar con ojos de ver, el silencio...» es así como se presenta, el autor en su página web en la cual además de sus libros comparte los dibujos y fotografías que realiza de vez en cuando, así como las entregas de Historias con alma, una tira protagonizada por dos fantasmas. Carlos Sisí es uno de los autores españoles más reconocidos de la ciencia ficción —en el 2013 recibió el Premio Minotauro—, además ha escrito varias novelas de terror y un cómic para niños.¿Cuál fue tu primer contacto con la escritura?
Hubo una combinación de varias cosas. Mi padre era un gran lector, y tenía una biblioteca enorme. Por puro amor de padre, le observaba leer mucho, varias novelas a la vez. Pero su biblioteca era de novela clásica sobre todo, así que desvié mi atención a la de mi hermano, donde estaban todos los grandes de la literatura de ciencia ficción, fantasía, etcétera. Debo decir que con diez años, aquellas portadas tan sugerentes me llamaron mucho la atención, y empecé a mezclar lecturas, desde La Metamorfosis de Kafka a Benito Pérez Galdós o Robert Sheckley, y por supuesto, Stephen King. En esas primeras lecturas aprendí a amar profundamente a Tolkien.
Como autor te mueves principalmente entre la ciencia ficción y el horror ¿qué te lleva a escribir dentro de lo fantástico?
Siempre ha sido un ejercicio de evasión y distracción. Me gusta imaginar cosas que no existen, jugar con posibilidades locas… ¿y si…? Con el tiempo he ido desarrollando un gusto por historias más realistas, sin embargo, sobre todo ahora que cosas como una pandemia global es algo tristemente actual, pero aún tengo que encontrar tiempo para ocuparme de algo así.
Los Caminantes, tu primera obra, se publicó, en un principio, por capítulos en Internet antes de llegar a Dolmen y después a Planeta ¿Pensaste alguna vez en el éxito que iba a tener entre los lectores? Cuéntanos un poco sobre esta experiencia.
Fue todo bastante casual, es cierto. Se me ocurrió escribir sobre zombies porque era muy seguidor de las películas de Romero, así que pensé que ahí había una buena historia que contar. Drama, tensión, intriga. Lo escribí para mí, como medio de evasión, sin intención de publicar nada porque pensaba que era un mundo inaccesible donde publicaba gente con más méritos. Sin embargo, mis hermanas me animaron a enviarla a una editorial, y también en ese foro que comentas, donde unos locos aficionados a temas zombie compartíamos nuestros pequeños esfuerzos y nos animábamos mutuamente. Ni siquiera pensé en enviarla a editoriales donde pedían copias en papel porque me parecía un gasto tan inútil como evidente, pero sí que mandé un pdf. Después de mucho tiempo, cuando ya me había olvidado del tema, me enviaron un correo dándome la noticia de que iban a publicarlo. «Funcionará, porque es adictiva», dijeron. Fue una sensación increíble… ¡Mi historia iba a estar en las tiendas! Luego, Los Caminantes se abrió paso poco a poco, con el boca a boca, hasta hoy.
En esta pentalogía, nos acercamos a los últimos días de la civilización después de sobrevivir a una brutal pandemia ¿Hay algo de lo imaginado en tu obra que se acerque a la situación que vivimos actualmente?
Mucha gente ha comparado la situación de Los Caminantes con la pandemia actual, sobre todo por alguna coincidencia exacta con la que «acerté», pero <Los Caminantes es una situación con zombis con elementos que muchos hemos explorado e imaginado y hemos visto en muchas series y películas. Hay un elemento social, político y global mucho más interesante que escapa del ámbito lúdico del libro, que no deja de sorprenderme. Las argucias económicas, los movimientos de los responsables en el poder, la polémica con la OMS, las reacciones de la gente donde unos aplauden y otros lanzan bombas envenenadas, no dejan de sorprenderme. Diría que en ese contexto, Los Caminantes ni se acerca a toda la espantosa, monumental y complicada trama que se está construyendo día a día en la actualidad, pero tampoco lo pretendió nunca.
¿Cómo describirías la literatura de zombies hoy en día?, ¿ha dejado de ser una moda?
Los Caminantes, al menos, aún siguen ahí, lo veo en mi hoja de liquidaciones anuales. La prueba más visible es que, después de diez años y múltiples ediciones en rústica, tapa dura, bolsillo, «de lujo», no se han saldado ni eliminado de ningún catálogo. Supongo que la moda fue lo bastante fuerte como para que haya quedado una afición por la lectura de este tipo de historias, y aunque el volumen de creación ha disminuido, aún hay quien sigue aportando. Personalmente me gusta pensar que tiene algo más allá de los zombis que gente sin predilección por esos monstruos puede disfrutar aún sin ellos.

Se ve que eres aficionado a los juegos y videojuegos ¿cuál es la historia detrás de Los caminantes, libro - juego?, ¿Cuál ha sido su recepción?
Antes de escribir, cuando estaba aún en el colegio, programaba aventuras conversacionales para el extinto Spectrum. Era la versión digital de los libro juegos, así que estaba acostumbrado a construir historias pensando en la interacción con el lector. Una aventura mía, Heresville, aún con la limitación de las máquinas de entonces (¡48k de memoria!) era todo un ejercicio de posibilidades. El jugador podía matar a sus compañeros, intentar sobrevivir con todos o con algunos, jugar a ser un héroe y preocuparse de todo el mundo o ser un monstruo egoísta y escapar con la furgoneta dejando a todos empantanados con múltiples problemas. Echaba de menos esa interacción, así que construimos un tímido esfuerzo de libro juego para intentar jugar con eso. Se quedó en un librito bastante pequeño para el monumental periplo que tenía pensado, pero por entonces no sabíamos si funcionaría. Llevo años pensando que me gustaría escribir una verdadera novela interactiva, esta vez aprovechando las capacidades digitales, pero por supuesto, el esfuerzo que ello conllevaría sería titánico, y el tiempo es siempre un problema.
Después de Rojo y Fundación llega Infierno, cuya presentación ha sido suspendida temporalmente ¿Qué les dirías a los lectores que pueden encontrar en ella?
La conclusión a la saga
Rojo, por supuesto (risas). Estoy muy satisfecho con
Rojo.
Los Caminantes fue una ópera prima, un esfuerzo algo inocente y temprano que funcionó bien por varios motivos, uno de ellos fue que existió en el momento adecuado, al comienzo de una moda incipiente que las grandes editoriales no supieron ver llegar.
Rojo juega básicamente con el mismo tipo de historia y unas situaciones parecidas, pero con elementos lo suficientemente innovadores como para resultar otra vez interesante. Uno de esos elementos es por supuesto los vampiros, con mentes milenarias que son capaces de diseñar argucias imparables. Además, reúne diez años de experiencia como escritor, y los comentarios de decenas de miles de fans con los que interactúo diariamente en las redes sociales. Cuando empecé, tenía un conocimiento bastante preciso de lo que había funcionado en
Los Caminantes y lo que no, y tanto las reseñas de
Rojo como los comentarios de los lectores me dejaron muy contento. Todos los libros son debatibles, los míos incluso más:
Alma, por ejemplo, tiene reseñas nefastas, y hay quien lo considera mi mejor libro y quien lo abraza antes de dormir, porque toca temas que conectan con cosas que llevamos dentro. Por eso cuando me preguntan: ¿Me gustará este libro?, en justicia tengo que encogerme de hombros porque no lo sé. Creo que
Rojo, junto con
Varsovia, fue una novela que pude presentar tranquilamente y decir algo parecido a «Diría que es probable que te guste».
Sobre vampiros hay mucha literatura ¿en qué te basas o cómo es el proceso de creación de personajes en tus libros sobre vampiros?
Creo que las situaciones van creando los personajes, más que otra cosa. Hay una escena potente que quiero contar, y los personajes que están alrededor reaccionan a ella. Los hay más listos, más cobardes, más viscerales, los hay nobles y traicioneros. Los personajes con taras son más interesantes, y simpatizo más con ellos por motivos que se comprenden. Si me gusta cómo se desenvuelven y me siento cómodo trabajando con ellos, sobreviven a la escena y se convierten en personajes principales. Casi siempre funciona así. Si hay un grupo intento que cada uno tenga su personalidad para provocar reacciones variadas, conversaciones encontradas, pero también cohesión y algún tipo de hermandad o comunicación especial entre ellos. Casi siempre me baso en personas que he conocido, pero también en personajes de series o de películas; ese es un buen truco a la hora de escribir y nadie me ha señalado nunca en qué personajes me he basado, así que el truco, de hecho, funciona.
¿Cuáles son tu referencias literarias y culturales dentro de la ciencia ficción?
Me parece que siempre he vivido más en otros mundos que en éste (risas) así que tengo la cabeza amueblada con todo tipo de referentes, tantos, que a veces no soy ni consciente. Muchas de esas referencias no son literarias, los videojuegos, los cómics y las películas han tenido un buen impacto en mi vida. El padre Isidro, por ejemplo, es una mezcla entre el sacerdote de Poltergeist y el personaje del Juez Muerte de los tebeos de Judge Dredd, mientras que Panteón bebía mucho de la aventura gráfica The Dig, de LucasArts. Nigromante se lo debe todo a multitud de juegos de rol y, sobre todo, innegablemente, a Tolkien. Es «mi pequeño hobbit».
¿En qué proyecto literario te encuentras trabajando ahora?
En varios, en realidad. Los lectores de Panteón querían una segunda parte, pero como crear segundas partes tiene lazos que debo respetar, lo que significa también limitaciones, también estoy jugando con otra historia ambientada en algo nuevo, sin dejar de lado una idea con la que llevo tanteando algún tiempo, basada en los misterios de la IA. Me interesa mucho la Inteligencia Artificial y lo que ocurriría si alguna vez conseguimos crear una máquina con la que se pueda charlar sin limitaciones, sobre todo si esa máquina puede escapar a respuestas seleccionadas de una base de datos y generar conclusiones limpias y nuevas. Es un concepto fascinante y un campo abonado para una historia interesante. Cualquiera que haya estado jugando a videojuegos los últimos años habrá visto cómo la IA ha potenciado y mejorado los videojuegos de una manera sutil pero evidente; el campo empezó a interesarme mucho más que mucho cuando Steven Polge programó los bots que permitían que la IA explorase niveles tridimensionales y los «aprendiera», enfrentándose al jugador en entornos desconocidos con posibilidades de victoria.
Carlos Sisí y sus lecturas
¿Qué libro te incentivó a escribir?
King tenía el flow natural que me hizo pensar que podría escribir mis propias historias, cosa que no me pasó con otros autores. Me encanta Benito Pérez Galdós, por ejemplo, o García Márquez, pero no hay nada en esos libros que me haga pensar que yo podría crear algo así. Sé que no puedo. Sus estructuras esenciales no existen en mi interior. Stephen King sentaba a dos americanos en un porche y les hacía beber cerveza y charlar de cosas de la vida, y ese hecho nimio y fascinante me hizo pensar «Hey. ¿Y por qué no en Córdoba?». Por eso ambienté mi primer libro en Málaga. Era arrebatar a los zombies su cohesión natural a Boston, Nueva York o Chicago, y hacerlos más cercanos. Funcionó. Si no hubiera sido por King (que no en vano se autodenomina el Big Mac con patatas de la literatura) probablemente nunca se me habría ocurrido pensar que podría tal vez intentarlo.
¿Qué autor te pudo provocar dejar de escribir? (por su calidad indiscutible)
¡De eso precisamente estaba hablando!. Hay veces que, leyendo algo, te dices: Madre mía. Qué calidad de página. Qué estructuras, qué mimbres, qué discurso narrativo, y te quedas mirando una frase con ojos embelesados. Pero esas cosas nunca actuaron de manera negativa, una vez que he empezado. Todo lo contrario. Animan. Soy paciente.
¿Cuál fue tu primer gran descubrimiento literario?
Había leído cosas cuando descubrí a King, pero ese hombre tiene algo que engancha, que seduce. Es como cuando eres pequeño y ves a alguien conducir. Parece fácil, lo hace fácil, es natural cuando toma las curvas, ni siquiera le ves haciendo trucos con los pies, empujando o soltando pedales; sólo le ves sonreír mientras hace que el coche casi parezca que se mueve solo, sujetando el volante. Descubrí a King en unas aburridas vacaciones de verano donde sólo había playa y piscina, y no soy muy amigo de ambas cosas. Aquella tienda de flotadores llenas de ediciones maltrechas por desgastadas fue todo un descubrimiento, y gastaba toda la paga en sus libros (y algo más).
¿Qué novela relees con frecuencia?
Cien Años de Soledad, El Señor de los Anillos, pero It es una cátedra de cómo escribir una buena historia.
¿Qué libro te da vergüenza no haber leído aún?
Juego de Tronos. Por algún motivo es un libro (y una serie) que todo el mundo ha leído o visto, y que todo el mundo aplaude con verdadero entusiasmo, pero por algún motivo, a mi no me funciona. Soy mucho más de Moorcock, Tolkien, Sapkowski.
¿Qué clásico de la literatura consideras que ha sido sobrevalorado?
Fui a la EGB, así que debo decir La Celestina. Te juro por lo más sagrado que no entiendo por qué se empeñan en enseñar semejante tostón a los niños, al menos ahora, con la cantidad de libros juveniles que existen. al menos en mi caso, funcionó como un repelente para el mundo de los libros. Ni siquiera recuerdo haber entendido de qué iba realmente.
¿Quién sería ese diamante literario que darías a conocer a nuestros lectores?
Pues ya que hablamos de zombis, recomendaría La Noche de los Muertos Vivientes que escribió John Russo, porque no he visto a mis lectores hablar de ella o recomendarla, y a mi me fascinó absolutamente. Es anterior a la moda zombi y se nota porque los llama «espectros». Es un libro cortito, pero impactante, y parece mucho más moderno de lo que es por su estructura narrativa a base de frases cortas pero contundentes, sin filigranas.
¿Tienes una cita literaria de culto?, ¿cuál es?
«¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos », Gandalf.
¿Qué estás leyendo actualmente?
El Poder del Ahora, de Eckhart Tolle. Ya lo había leído, pero estos tiempos de cambios, de cuarentenas y pandemias, nos mueven a hacer un parón que requiere una introspección necesaria, como una pausa de la que se pueden extraer aprendizajes sinceros, siempre que realmente se desee.
Descubre
Infierno, el último libro de
Carlos Sisí, pubicado por
Minotauro:

Entrevista realizada por Lucía Moscoso Rivera.