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La historia se ambienta en dos lugares muy distintos. Primero nos ubicamos en Ramat, una ciudad de Israel. El príncipe Ali Yusuf se encuentra en peligro de muerte debido a una inminente revolución contra su gobierno que podría estallar en cualquier momento. El príncipe posee unas piedras preciosas de mucho valor y está preocupado por lo que pueda pasar con ellas en caso de que él muera, pues muchas personas podrían estar interesadas en quedarse las piedras para su propio beneficio ilícito. Ali decide entregárselas a su amigo y piloto personal, quien acabará por esconderlas en el equipaje de su sobrina Jennifer. Tal y como el príncipe temía, él y su piloto son asesinados mientras volaban hacia un lugar seguro. Mientras tanto, Jennifer, sin saberlo, transporta las piedras escondidas hasta Inglaterra, en donde va a empezar el nuevo curso escolar. La nueva escuela de Jennifer, llamada Meadowbank, parece un lugar ideal para jóvenes estudiantes, pero pronto un asesinato pondrá la vida de las chicas y de las profesoras del revés. Alguien parece estar buscando las gemas escondidas quién sabe dónde, y hará lo que haga falta para que sean suyas. Aunque no sea una de las mejores novelas de Agatha Christie, tampoco es penosa. Se podría decir que no es nada del otro mundo, pero cumple su función de mantener entretenido e intrigado al lector. Es un libro al más puro estilo Agatha Christie: hay un asesinato, uno o más culpables entre varias personas posibles, y hay que intentar encontrar al asesino antes de que este vuelva a actuar. Es una lectura tranquila y entretenida en la que iremos descubriendo que no todo es lo que parece a simple vista. También me ha gustado el contraste que existe en la ambientación: pasamos de encontrarnos en una ciudad oriental al borde de una revolución, a recorrer los pasillos de un refinado instituto para señoritas de alta clase. Como puntos negativos, tengo que resaltar que prácticamente todos los personajes importantes son presentados al principio del libro, uno detrás de otro y de forma muy acelerada. Por ello, es fácil confundir los nombres y más cuando todos estos nombres son de mujer. Además, Hércules Poirot solo aparece al final del relato. Apenas se molesta en entrevistar a las principales sospechosas, sino que se conforma con la explicación de los inspectores sobre los hechos. Esto le quita realismo a la historia, pues que Poirot consiga resolver el caso solo teniendo en cuenta una breve explicación de los sucesos se me hace un tanto irreal. Estoy acostumbrada a que Poirot haga preguntas a los sospechosos y a que revise minuciosamente el lugar donde se ha producido el crimen, sin embargo, aquí no encontramos esa rutinaria investigación. En conclusión, si bien es este un libro que no está del todo mal, me ha faltado algo más de intriga y de realismo. Es un libro fácilmente olvidable en el que no pasa nada demasiado sorprendente, pero uno se puede entretener bastante intentando vislumbrar cuales son las intenciones ocultas de cada personaje. |
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