Ocho Casos de Poirot

Leer a Agatha Christie siempre es maravilloso, y si se trata de Poirot más aún. Es uno de mis personajes literarios favoritos, que con su peculiar forma de ser y su perspicacia e ingenio sabe recabar todas las pruebas de manera asombrosa y atar todos los cabos sueltos para desenmascarar al culpable. Y en esta ocasión, Poirot vuelve a hacer uso de sus células grises en una colección de relatos muy pintoresca y variada, en la que se enfrentará a diversos móviles y criminales, desde envenenamientos, hasta misterios enrevesados e incluso un robo.

A excepción del primer relato, que abarca unas 80 páginas, el resto son bastante breves, lo que podría hacernos pensar que se quedan cortos o son muy abruptos, pero nada de eso. Agatha consigue crear las diferentes historias de manera breve pero sin que nos quede la sensación de que falta información o la solución es incompleta o apresurada, y eso es de las cosas que más me han gustado.

Pero aunque todos los relatos están muy bien construidos, eso no quiere decir que todos me hayan gustado por igual. de todos los que componen el libro hay uno que no me ha terminado de convencer, “El misterio de Cornualles”, y otro que no me ha gustado nada de nada, “ El robo de los planos del submarino”. de éste último lo que no me ha gustado ha sido la resolución, que si bien es acorde a la historia, me ha parecido bastante inverosímil y cogida con pinzas.

Pero sin duda lo que más me ha chirriado del libro ha sido que se titule “Ocho casos de Poirot” y en realidad sean nueve. Pero aspectos personales a parte, el libro en general cumple sus funciones, entretiene y mantiene al lector pegado a sus páginas relato tras relato, acompañando a Poirot en la resolución de los casos.