Asesinato en el Orient Express

Relectura de uno de los clásicos por excelencia de Agatha Christie. Una relectura de un libro, conociendo el final de antemano, es complicada de valorar. Se pierde la sorpresa, la emoción, la elucubración… se gana sin embargo en profundidad, en atención a los detalles, en perspectiva de los hechos. Valorando pues, las dos lecturas, la novela es notable. Hay que ponernos en perspectiva de los años en que fue escrita (años 30), pueden chocarnos cantidad de detalles misóginos y xenófogos, es lo que primaba en aquellos días, aunque no dejen por ello de torcernos el gesto. También nos puede chocar el ritmo de la narración, acostumbrados a thrillers y novelas negras actuales tan trepidantes, esta novela es sosegada, pausada, saboreando cada pista, cada paso del detective, hasta el colofón final. La forma de escribir es simple, directa, fácil, con mucho diálogo y cero florituras, directa al dato y sin andarse por las ramas, con lo cual la novela se lee en menos de un suspiro.
¿Y qué decir del detective que es, sin duda, el verdadero protagonista? Hercules Poirot no es santo de mi devoción, es un personaje que o bien amas o bien odias, y yo me posiciono más hacia el odio. Es brillante y perspicaz, pero también es prepotente y egocéntrico, me ganan los defectos. ¿Resta puntos este enfoque a la lectura o a la historia? Para nada, que un personaje nos haga sentir, tanto para lo bueno como para lo malo, habla del buen hacer de la autora, pero siempre seguiré prefiriendo las novelas de la autora que se resuelven sin un investigador de por medio.
Y para terminar, la resolución del caso, pues excelente, todas las pistas encajan y es inesperado, sorprendente y muy vistoso, por ponerle un pero, creo que hay ciertos detalles que el investigador se saca de la manga como por arte de magia, que su poder de deducción va más allá de la observación y puede parecer en ocasiones milagroso, que por veces parece que una especie de “deux ex machina” colea por detrás, por lo demás perfecto.
Y a vosotros qué... ¿Os he dado ganas de montaros en el tren?