Enséñame a dibujar sonrisas

Estamos ante (para mí) la novela más especial de la autora.

Carmen y Gabriel se conocen en una situación un tanto chistosa, en la sala de urgencias de un hospital. Ambos se llaman la atención, y comienzan a chatear. Poco después empiezan a quedar (como amigos), y ya sabemos que el tonteo puede llegar a crear otro tipo de sentimientos.

Ambos son muy diferentes: Carmen es más de estar tranquila en casa, centrarse en sus dibujos y de disfrutar su tiempo a solas, que es sagrado; Gabriel es un tipo muy extrovertido al que le encanta estar con sus amigos y su familia, y siempre que tiene oportunidad prefiere estar rodeado de su gente. Así que hay un momento en que ambas personalidades colisionan.

Carmen intenta darlo todo de sí, pero al final se termina resintiendo, porque no es lo que quiere y no está preparada para ello.

Es una novela con un trasfondo mucho más profundo de lo que te puedes llegar a imaginar ya que la primera mitad del libro, es más cómica debido al carácter de Gabriel, y al combo que forman. En la segunda mitad, veremos que las apariencias engañan, y que la gente puede esconder cosas que ni imaginamos.

Un libro que habla de que el amor no lo puede todo, que no es oro todo lo que reluce y que hay que poner de nosotros mismos si queremos que las cosas funcionen. También trata temas duros y actuales.

Es una historia que se lee en un visto y no visto, y que desde luego, os va a tocar el corazoncito, llena de detalles, y con risas y sonrisas aseguradas.

Para mí esto ha sido una relectura, pero como nunca llegué a traeros una reseña, aprovecho la ocasión para que os animéis.